Una quebrada flanqueada por dos enormes murallones pedregosos, uno de ellos coronado por un pucara prehispánico. Sequedad apenas rota por un hilo de agua y una vegetación circundante que sabe de los rigores del desierto. El silencio, a cuatro kilómetros del bullicio de San Pedro, parece impenetrable, garantizando tranquilidad para cada rincón de un hotel que mimetiza su lujo con el ambiente. Su grato estándar de servicio luce por todas partes y se extiende a su pequeño comedor, de cuya propuesta final puede decirse que es tanto funcional como gourmet. Es que por mucho buen boato del que se rodee, Alto Atacama nace para vivir la aventura de conocer una geografía sorprendente y que requiere empolvarse los zapatos para llegar a ella. Esa sensación se traslada a su comida, donde lucen matices simples, pero bien vestidos para la ocasión ¿Outdoor chic? Por ahí va la cosa.

Primera señal de sencillez: tanto en el almuerzo como en la cena se sirve menú (US$ 50) consistente en aperitivo en la barra, entrada, plato de fondo, postre y copa de vino o bebida a elección. Una selección de platos donde se pasean preparaciones criollas e internacionales, matizada con una carta de vinos donde resalta por copas harto tinto colchagüino, como guiñando a la curiosidad del turista extranjero y apelando a los recuerdos caseros de los visitantes nacionales. Así desfilaron preparaciones como un Ajiaco de caldo concentrado y reponedor; un pequeño y fresco Tabulé preparado con quinoa altiplánica; como también un Chupe de Mariscos de agradable sabor pero seco, debido a su horneado en un recipiente pequeño.

La gracia de la cocina comandada por Rodrigo Villarroel está en ofrecer ingredientes y aderezos oriundos de los alrededores, sin encandilarse con su misticismo originario y caer en excesos. Ocupa papas de Socaire tanto por endémicas como por sabrosas, acompañando atinadamente un par de Brochetas de Cordero. La rica-rica, fragante y potente hierba nortina, luce como aderezo estelar en unos Ñoquis suaves y muy bien instalados en una cesta de queso parmesano. Aquella pretensión luce además en su lista de postres como la selección de helados artesanales donde aparece la terrosa dulzura del chañar. En San Pedro, los insumos escasean,  así que ya es un mérito tener Salmón a la Plancha bien preparado, aunque la porción de Albacora quizá deba ser más grande para obtener mejor punto en otra ocasión. Detalles que no al final del día no empañan demasiado la razón de ser del comedor de Alto Atacama: comer frente al desierto con gratos matices gourmet.

FICHA
Dirección: Hotel Alto Atacama.
Teléfono: (07) 7970014.
Horario: Lunes a domingo almuerzo y cena.
Consumo promedio: $ 25.000.
Calificación: 6