La profesión de los padres tiene directa relación con el rendimiento de los hijos. Esta es una de las conclusiones a las que llegó un estudio realizado por la Organización para el Desarrollo Económico (Ocde). La muestra se realizó por medio de entrevistas a alumnos de 15 años que rindieron la prueba Pisa de Matemática. En la ocasión, se les consultó por la ocupación de sus progenitores y luego se realizó el cruce de datos.

En Chile, los resultados siguen revelando las diferencias por nivel socioeconómico. Mientras un alumno que proviene de una familia profesional -donde sus padres ocupan posiciones gerenciales- obtiene un poco más de 450 puntos en la prueba internacional, un hijo de un trabajador de construcción o del comercio logra un promedio de 380 puntos.

"Hay una relación que está medida por el tema del desempleo y que se vincula con el nivel de ingreso, esta condición es relevante en Chile. Desde el punto de vista de la desigualdad, el país está ubicado en un rango intermedio con sus pares de la Ocde", explica el académico del Ciae de la U. de Chile, Juan Pablo Valenzuela. Si bien la brecha entre estatus social es de casi 100 puntos en el caso chileno, hay países que superan esta cifra, como Uruguay y Perú, que son los que registran las mayores brechas en América Latina.

En comparación con sus pares de la zona, los alumnos de Chile y Uruguay alcanzan los mayores puntajes. Sin embargo, al mirar el grupo de estudiantes con peor desempeño (hijos de padres con ocupaciones elementales), Chile logra mejor posición que Uruguay.

Si bien los puntajes más altos en la prueba Pisa los obtienen los hijos de padres profesionales, al comparar el desempeño de este grupo de alumnos con otros países, la realidad cambia. "Un hijo de familia de gerentes en Chile logra un nivel de aprendizaje menor que un alumno de padres con ocupaciones elementales en Irlanda y Alemania. Esto quiere decir que estamos desafiados hasta en los colegios más privilegiados del país, hay un largo trecho que recorrer", explica la psicóloga y académica del Ceppe de la U. Católica, Lorena Meckes (ver infografía).

Lo mismo pasa al comparar los resultados con uno de los países íconos en materia educacional e inspirador a la hora de generar políticas públicas en la materia: Finlandia. Aquí, los alumnos hijos de obreros que trabajan en construcción logran resultados similares que sus pares de la elite chilena.

Una realidad que, a juicio del experto en educación de la U. Diego Portales, Ernesto Treviño, se entiende por dos cosas. En primer lugar, "porque la diferenciación social en educación que hace la elite en Chile es por clase social. Los padres buscan colegios que les den distinción y redes a sus hijos, más que establecimientos de alta calidad. La sociedad chilena no es meritocrática, sino clasistocrática".

En segundo lugar, Treviño agrega que "las capacidades de enseñanza de nuestro sistema escolar parecen bajas a nivel internacional. Es decir, la calidad en nuestros establecimientos tiene mucho por mejorar, y sucede también en los colegios particulares pagados".

En el caso de Chile, dicen los expertos, las mejoras en educación  "hay que hacerlas en todos los grupos sociales y de estatus ocupacional, porque no es que la elite del país esté bien, sino que la elite del país está a una brecha considerable del desempeño de los hijos de profesionales del resto de la Ocde", explica Valenzuela.

Si bien países como Finlandia e Irlanda son lejanos a nuestra realidad socioeconómica, Polonia es un país de comparación, a juicio del experto del Ciae. "Tenemos ingresos similares a ellos y en educación han tenido un mejoramiento sostenido en Pisa y con elementos de equidad, cosa que nosotros no". Mientras un alumno de colegio particular en el país obtiene, en promedio, un poco menos de 500 puntos, ese mismo puntaje lo logran en Polonia los hijos de taxistas, por ejemplo.

ROMPER LA DESIGUALDAD

Mientras que hay países como Chile en que la brecha por nivel socioeconómico es grande, hay otros que han logrado acortar la distancia. Es el caso de Japón y Estonia, por ejemplo.

Para Lorena Meckes, estos son los países que han logrado romper las desigualdades de cuna en las escuelas. "La gran misión de la educación es lograr que el lugar de origen no sea tan determinante".

La experta de la UC agrega que, "en la medida que se tiene acceso a oportunidades culturales y se les puede ofrecer a los hijos cercanía con la lectura y conversaciones con profesionales, esos niños serán aventajados contra quienes no tengan estas alternativas y lo importante es no perder la expectativa de que es la educación la que debe acortar esta brecha y que la escuela sea un nivelador de oportunidades".