Cada cierto tiempo, el ministro Cristián Larroulet organiza en La Moneda los "Diálogos Bicentenario", encuentros en los que intelectuales, políticos y economistas debaten sobre actualidad internacional. Por ahí han pasado, entre otros, el ex Presidente español José María Aznar y el cientista político francés Guy Sorman. Hoy, el invitado estelar será el escritor peruano Alvaro Vargas Llosa, cuya charla se centrará en el futuro de Latinoamérica.
Atento seguidor de la política chilena, Vargas Llosa afirma que si Michelle Bachelet llega otra vez a La Moneda, es difícil que se "atreva" a transformarse en una líder latinoamericana de influencia. "No lo hizo en su primer gobierno, pero es necesario que lo haga ahora, ya que la izquierda razonable no hace un contrapeso al populismo radical, el que ha secuestrado la agenda de izquierda latinoamericana", dispara.
¿Dirigir ONU-Mujeres implica una función protocolar o esa experiencia le servirá a Bachelet en un eventual nuevo gobierno?
La ex presidenta ahora tiene un aura de figura internacional que antes no poseía, a lo que le sacará partido durante la campaña. Si proyecta una imagen internacional mayor a la de sus antecesores, levantará las expectativas. Sin embargo, sería un error creer que podrá funcionar en un escenario libre de tensiones internacionales. Evo Morales será una fuente permanente de problemas y no hay que confundirse: la motivación de desafiar a Chile ahora no es porque haya un gobierno de derecha.
¿Cómo se ve a la ex presidenta fuera de Chile?
Se cree que su triunfo es inevitable, lo que es un problema para ella, porque todos sabemos que en Chile las elecciones son muy estrechas, por lo que es probable que se acorten las distancias. Todo estará ligado a los errores que Bachelet cometa. Es decir, su triunfo no dependerá de sus aciertos, sino de sus errores.
Entonces debería hablar poco...
No hay ninguna posibilidad de que al hablar no cometa errores, ya que cuando se está en una posición de ventaja tantos meses antes de la elección, abrir la boca sólo implica el riesgo de perder votos, ya que lo que diga generará polémica y la hará bajar en las encuestas. Eso le puede afectar incluso en la primaria, ya que si cae en muchos errores sus contrincantes internos podrían empezar a competirle en serio. Sería imprudente decir hoy que Bachelet puede perder la elección, pero es iluso también pensar que las distancias con el resto de los candidatos se mantendrán.
¿Cuáles son sus principales flancos?
El gran argumento de la derecha es que la economía ha tenido mejores resultados en el gobierno de Piñera que en el suyo. Bachelet, a su vez, debería recordar que la actual situación económica se debe a que durante su gobierno en el momento de los "vacas gordas" hubo una actitud de reserva para cuando vinieran las "vacas flacas".
Pero no puede quedarse anclada en la discusión económica, sino que debe centrarse en su personalidad, que es su gran ventaja. La ex presidenta es muy consciente de la poca empatía de Sebastián Piñera con la gente y pese a que él no es su rival directo, ella debería contrastar sus personalidades.
¿Tiene que ponerse al nivel del Presidente Piñera e ignorar a los candidatos de la Alianza?
Sí, porque los candidatos oficialistas tienen fuertes diferencias entre ellos, ante lo que ella sólo debe "tomar palco". Al plantear la discusión "entre dos presidentes", sus contrincantes quedarán disminuidos. Estratégicamente, a Bachelet le conviene que la presidencial se vea como una confrontación entre ella y Sebastián Piñera.
¿La ex presidenta debería proponer reformas profundas o cambios graduales?
Ella no está dispuesta a tomar decisiones impopulares y preferirá las políticas asistenciales y redistributivas. Esas son las medidas que Chile no necesita hoy, porque curiosamente, el gobierno de Piñera ya ha impulsado muchas de ellas, algo que nadie esperaba de una administración de derecha. Es más, yo he dicho -medio en serio, medio en broma- que este es un gobierno de centroizquierda. Por eso es que desbordar a Piñera por su izquierda sería, aunque tentador, un tremendo riesgo.
¿Cuáles deberían ser los énfasis de un próximo gobierno?
Una política responsable sería proteger a Chile ante un eventual agravamiento de la delicada economía internacional; hay que impulsar reformas impopulares, que permitan garantizar la inversión y que el crecimiento no disminuya. Lamentablemente, no creo que Bachelet esté dispuesta a hacer esas reformas. El problema es que ella heredará una economía boyante, algo muy tentador y un instrumento muy eficaz para alguien que hace de la sensibilidad social su principal bandera política.
¿Chile está inmune al populismo?
Si a Bachelet le estallara una crisis estudiantil como le sucedió al Presidente Piñera, seguramente se vería seducida por el populismo, aunque la gente responsable y seria de la Concertación intentaría frenarla. El temperamento de la ex presidenta la lleva a tomar decisiones de corto plazo, lo que será una permanente fuente de tensión interna.
¿Cómo ha reaccionado la derecha frente a Bachelet?
El oficialismo debería tratar de que la ex presidenta y la Concertación hablen y cometan errores. Sin embargo, una campaña centrada en atacar a una persona con esos niveles de popularidad puede ser un bumerán muy perjudicial. En esta etapa y antes de que las posiciones se agudicen, más que en ella la derecha debería apuntar a las tensiones internas de la Concertación. Ese es un terreno donde se puede ganar, ya que es imposible que Bachelet traspase su popularidad a su coalición.