El 70,7% de los niños que nacieron en Chile en 2013 provenían de parejas que no estaban casadas. En sólo 25 años el cambio ha sido impactante. En 1990, la cifra era 34,3%, según el Registro Civil. En  1960, sólo representaban el 15,9% de los nacimientos (ver infografía). El aumento se da con igual intensidad en todos los tramos de edad de las madres.

El cambio evidencia profundas transformaciones sociales y la confirmación de la evolución de los tipos de familia en Chile. Matrimonio y maternidad, al parecer, ya no van de la mano. Si en 1980 se producían ocho matrimonios por cada mil habitantes, hoy esa cifra es menos de cuatro. "Ya no es necesario casarse para estar en pareja y ocurre algo similar con los hijos. Tampoco es requisito estar casado para tenerlos", resume Pamela Soto, terapeuta especialista en parejas y académica de la U. Diego Portales.

La familia tradicional, aquella de padre que trabaja y mamá que cuida, dice Soto, está en tensión en todas sus dimensiones. "Hay parejas que no quieren tener hijos, parejas que no son heterosexuales, etc. Hay una complejización de las maneras en que nosotros vemos a la familia y culturalmente hay una apertura de legitimar otros modelos de familia", explica.

Si en los 80 se hablaba de familias "funcionales" y "disfuncionales", hoy estás últimas son perfectamente normales. "Ya nadie se horroriza con una separación o de las familias ensambladas (separados con hijos que forman una nueva relación)".

INDEPENDENCIA FEMENINA

Para Juan Carlos Oyanedel, sociólogo y director del Centro de Estudios Cuantitativos de la U. de Santiago, la fecundidad no matrimonial es reflejo de cambios en los patrones de hacer pareja y en la planificación de los hijos, que se suma al alza de la convivencia, la que se da con más fuerza a fines de los 90.

Según datos Casen, en 1990 los hombres que convivían eran el 3,7%, cifra que se elevó a 11,6% en 2011. En el caso de las mujeres, en ese mismo período, pasaron de 3,5% a 10,6%. 

Las mujeres  también han ganado independencia económica, gracias a su incorporación al mercado del trabajo, agrega Oyanedel. Con ello, el matrimonio, como espacio de protección económica primordial de las mujeres, ha ido quedando en el pasado. Hasta la década de los 90, la tasa de participación laboral femenina se mantuvo por debajo del 30%, luego aumentó en la década siguiente, hasta llegar al actual 47%.

Alejandra Ramm, socióloga de la U. Diego Portales, dice que el matrimonio se atrasa y ya no es requisito casarse tras el nacimiento del primer hijo. "Cuando pase más tiempo ahí darán ese paso, pero el hijo no es sinónimo de casarse".

Para Ramm, se trata de un alza acelerada por la Ley de Filiación de 1998, que terminó con la figura del hijo ilegítimo. "No fue lo que gatilló el crecimiento, pero una vez que salió, lo fomentó. Los niños que nacían fuera del matrimonio dejaron de ser ciudadanos de segunda clase", resalta.

Hasta el año 1998, un niño que nacía fuera del matrimonio era considerado ilegítimo por ley. La acepción no sólo implicaba ser encasillado dentro de esa categoría, sino que, además, consideraba menores derechos con respecto a los hijos de padres casados. 

El escenario cambió gracias a la promulgación de  la ley que terminó la diferencia que se realizaba en la partida de nacimiento, que señalaba a los hijos naturales o reconocidos por el padre, y los ilegítimos, despectivamente bautizados como "huachos".

DIVORCIOS

Desde mediados del siglo pasado la fecundidad femenina en Chile ha ido descendiendo. De los 5,3 hijos por mujer que el INE registraba en 1960, se pasó a 2,6 en 1985, y hoy la cifra llega a 1,8. En el fenómeno también ha influido el divorcio, observa Oyanedel. "Con la Ley de divorcio, la gente se separa y vuelve a hacer pareja, por lo que muchos de estos nacimientos pueden corresponder a hijos de segundas uniones que no necesariamente se casan".

Ramm reafirma la tesis. "Ese 70% no es que  sean niños no reconocidos por el padre, no es que sean sólo hijos de madres solteras, pueden ser parejas que conviven".

La situación particular de Chile y su alto porcentaje de maternidad fuera del matrimonio, es bastante inusual, señala Viviana Salinas, del Instituto de Sociología de la U. Católica. "Hemos llegado a cifras realmente impresionantes, muy pocos países en el mundo tienen esa cifra", destaca.

La magnitud del cambio en Chile es superior a la de otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos la cifra alcanza el 41%, Brasil 66% y Bolivia 55% y en España 36% según establece el World Family Map 2014 (ver infografía).

El matrimonio no es sinónimo de hijos, y se ha convertido más bien en símbolo de estatus, indica Salinas. "Antes la gente se casaba joven, e iba juntando recursos para lograrlo. Ahora, en general, se tiene la idea que hay cosas que se deben lograr antes de casarse, como estudiar, encontrar un buen trabajo, una casa y de ahí uno recién se casa con una gran fiesta y muchos invitados".

Un porcentaje, agrega Viviana Salinas, que refleja que hoy la prioridad está en las aspiraciones de autonomía personal, en la búsqueda de relaciones de género más igualitarias y rechaza la influencia de institucionales, tanto religiosas como estatales, en la vida privada.