Los precios al consumidor estadounidense subieron en junio debido a un incremento en el costo de la gasolina, pero la tendencia general siguió apuntando a una acumulación gradual de presiones inflacionarias.
El Departamento del Trabajo dijo este martes que su índice de precios al consumidor subió un 0,3% el mes pasado tras el avance del 0,4% de mayo.
La gasolina respondió por dos tercios del aumento en los precios el mes pasado.
En 12 meses hasta junio, el IPC se elevó un 2,1% tras un alza similar en mayo.
Economistas estimaban que los precios al consumidor subirían un 0,3% en junio y un 2,1% en la comparación interanual.
La inflación está acelerándose en la medida en que la recuperación económica se vuelve más duradera, algo positivo para algunos funcionarios de la Reserva Federal a los que les preocupaba que las presiones sobre los precios fueran demasiado bajas.
Los aumentos sostenidos han llevado a los economistas a pronosticar que el principal índice de inflación vigilado por la Fed, que actualmente opera por debajo de la meta del banco central de un 2%, podría superar esa meta hacia fin de año en la medida en que una aceleración en el aumento de las contrataciones eleve los salarios.
Los precios de la gasolina registraron un alza del 3,3%, tras aumentar un 0,7% en mayo.
Los costos de la energía eléctrica también subieron, pero se desaceleraron en comparación al incremento del 2,3% de mayo.
Los precios de los alimentos subieron un 0,1% en junio, la menor alza mensual desde enero. Los costos de los alimentos han avanzado ahora por seis meses consecutivos. Una sequía en California el año pasado provocó el alza de precios, pero ese impulso se está disipando.