Para el movimiento paralímpico, el nombre de Amanda Cerna era desconocido. Nadie sabía quién era hasta febrero de 2015, cuando su carrera comenzó intensa y casi repentinamente.
En esa fecha, el Comité Paralímpico realizaba una serie de campeonatos de prueba para controlar los tiempos de sus deportistas. Entre ellos, apareció Cerna, proveniente de Castro y que corría en una pista de tierra en su colegio, pese a una lesión congénita en su brazo izquierdo.
Junto a su familia viajó a Santiago, tras enterarse de estos controles, y la dejaron participar. Su desempeño fue notable y, como reconocieron algunos en el mismo comité, revolucionó el ambiente. Gracias a sus excelentes tiempos, Cerna se ganó una invitación para competir en Brasil para ver si le alcanzaba para los Parapanamericanos de Toronto. Y lo logró.
Dos sextos lugares en los 100 y 200 metros clase T47 (pérdida de una parte de sus extremidades) en Canadá la posicionaron entre los nombres a seguir del paralimpismo nacional. Pero faltaba más.
Consiguió clasificar al mundial de Qatar, donde logró el sexto lugar en los 100 metros, y gracias a una invitación entró a Río 2016. Ahí, Cerna logró dos top 10 en 200 y 400 metros. Incluso, en los 400 estuvo a menos de un segundo del bronce y anotó el récord de Chile para la distancia.
Todo en menos de dos años. Tal fulgurante como su aparición en esos controles. Con apenas 18 años, Cerna se ha vuelto la gran apuesta del paralimpismo nacional y le queda mucho por recorrer.