Los gobiernos de todo el mundo han traicionado sus compromisos de acabar con la tortura, tres décadas después de la adopción por la ONU en 1984 de la innovadora Convención contra la Tortura, concluyó Amnistía Internacional (AI) en su reporte anual sobre el tema.
"En todo el mundo hay gobiernos hipócritas ante la tortura: la prohíben en la ley, pero la facilitan en la práctica", afirmó Salil Shetty, secretario general de la entidad, en la presentación de "Stop Tortura", la última campaña global de la organización para combatir la tortura y otros malos tratos en el mundo moderno.
"La tortura no sólo está viva y goza de buena salud: florece en muchas partes del mundo. El aumento del número de gobiernos que tratan de justificar la tortura so pretexto de la seguridad nacional erosiona los constantes avances logrados en este terreno en los últimos treinta años", agregó.
El informe destacó que desde 1984, 155 Estados han ratificado la Convención contra la Tortura de la ONU, de los que Amnistía investiga a 142.
Este año, la organización observó que al menos 79 de ellos siguen torturando en 2014, más de la mitad de los Estados Parte de la Convención investigados por Amnistía.
Otros 40 Estados miembros de la ONU no han adoptado la Convención, aunque la prohibición legal mundial de la tortura les obliga a hacerlo.
En los últimos cinco años, Amnistía denunció torturas y otras formas de malos tratos en al menos 141 países de todas las regiones del mundo y en algunos de estos países "la tortura es habitual y sistemática".
Como parte de la campaña, la ONG británica encargó a GlobeScan una encuesta para evaluar las actitudes hacia la tortura en el mundo.
"Resulta alarmante que, según la encuesta, casi la mitad (el 44%) de los encuestados -de 21 países de todos los continentes- temen la posibilidad de ser torturados si son detenidos en su país", agregó.
La inmensa mayoría (el 82%) cree que deberían existir unas leyes claras contra la tortura. Sin embargo, más de un tercio (el 36%) sigue pensando que la tortura puede justificarse en ciertas circunstancias.
"Los resultados de esta nueva encuesta global son sorprendentes, pues casi la mitad de las personas encuestadas tienen miedo y se sienten personalmente vulnerables a la tortura", declaró Caroline Holme, directora de GlobeScan.
"La inmensa mayoría de la gente cree que deberían existir unas normas claras contra la tortura, aunque más de un tercio sigue pensando que la tortura podría justificarse en ciertas circunstancias. En conjunto, se puede ver un amplio apoyo global de la opinión pública a que se actúe para prevenir la tortura", agregó.
En su reporte, Amnistía pidió a los gobiernos que implanten mecanismos de protección para prevenir y castigar la tortura, "como exámenes médicos adecuados, el acceso rápido a los abogados, controles independientes de los centros de detención, investigaciones independientes y efectivas de las denuncias de tortura, el enjuiciamiento de los presuntos autores y una reparación adecuada a las víctimas".
"Hace treinta años, Amnistía Internacional encabezó la campaña a favor de un compromiso mundial para combatir la tortura a raíz de la Convención contra la Tortura de la ONU. Se han hecho muchos avances desde entonces, pero resulta descorazonador que hoy sigamos necesitando una campaña mundial para garantizar que esas promesas se cumplen", concluyó Shetty.