La Segunda Guerra Mundial se enfriaba en el París de 1946, cuando en el Théâtre des Champs-Élysées debutó un espectáculo único, cruzado por la muerte: un joven artista agobiado por la crueldad de su mujer recorre su habitación envuelto de humo y haciendo piruetas. De fondo, suena la Passacaille en do menor BWV 582 de Bach. De pronto, una chica irrumpe en el espacio y él intenta cortejarla con brutal galantería. Ella lo rechaza, y antes de desaparecer, prepara una soga con un nudo que cuelga de una viga. Solo otra vez, y seducido por la misteriosa mujer, se quita la vida.
La primera ovación para El joven y la muerte, pieza cúlmine del coreógrafo y creador del Ballet de París, Roland Petit (1924-2011), se prolongó por 20 minutos, los mismos que tuvieron al público anclado a sus butacas. Años más tarde, el mismo rol sería encarnado por el argentino Julio Bocca y el ruso Mikhail Baryshnikov, en las primeras escenas del filme Sol de medianoche, de 1985. Y es que la breve aunque intensa pieza, no sólo escarbó en heridas recientes de la post guerra, sino que lograría alzarse como uno de los pilares de la danza moderna a mediados del siglo XX. El lunes, y por primera vez en Chile, Petit y su obra llegarán al Teatro Municipal de Santiago.
Según Marcia Haydée, directora del Ballet de Santiago, "a pesar de sus casi 70 años, esta pieza podría impresionar a cualquiera hoy". Por ello, y tras incluir en la programación las coreografías de grandes del género como Maurice Béjart y Keneth MacMillan, "había que saldar la deuda con Petit, quien desafió los cánones con un vocabulario corporal propio".
Sin embargo, advierte, el rol protagónico no podía recaer en cualquiera. "En escena, el bailarín es también un acróbata que debe mostrar la plasticidad y ligereza del cuerpo". El encargado de interpretarlo será Julio Ortigoza, "pues califica para un rol tan desafiante como este". Romina Contreras, la bailarina más joven del ballet y reciente ganadora del Jury Award of Encouragement de la USA International Ballet Competition 2014, será la sombría Muerte.
Además será una función doble: una pieza del sudafricano John Cranko (1927-1973) volverá a pisar el escenario del Municipal. Será La dama y el bufón (1954), una historia de amor y comedia que en 1986 estuvo sobre el mismo escenario. Para Haydée, quien fuera musa de Cranko en su paso por el Ballet de Stuttgart, tener a ambos genios de la danza en una misma función no es casual. "No tienen nada en común, salvo la búsqueda de un lenguaje corporal nuevo", dice. El protagónico estará a cargo de Rodrigo Guzmán, mientras que el papel de La Capricciosa se alternará entre Natalia Berríos y Maite Ramírez. Esdras Hernández será Bootface.
"Lo que la pieza de Cranko aporta en comedia, color y relato, se tensa con el virtuosismo lúgubre de un genio como Petit", resume.