Mientras su compañía discográfica la presiona para que empiece a grabar su tercer álbum, Amy Winehouse se reveló y se metió en un estudio para poner las voces de una nueva canción de Gorillaz.

Se sabe que la nueva diva del soul es una gran fanática de la obra de Damon Albarn y, por tal motivo, no dudó en asistir a su llamado.

Esta actitud de Winehouse enfureció al sello Universal, el cual tiene planeado que el sucesor del exitoso Back To Black (2006) llegue esta temporada a las disquerías.

Incluso, un alto directivo dijo al respecto: "Es una distracción innecesaria. Ella debe invertir toda su energía en su propia música y en terminar su nuevo disco".

En tanto, la polémica cantante soul regresó a la isla Santa Lucía, en el Caribe, para terminar con los últimos temas que incluirá en su próximo álbum.