Estaba lleno, pero no completo. El 8 de agosto, Ana Tijoux presentó su más reciente disco, Vengo, en el Teatro La Cúpula del Parque O'Higgins. Un rito necesario, pero sometido a las obligaciones del circuito nocturno: era, exclusivamente, un evento para mayores de 18 años. La restricción estaba en la vereda opuesta a mucho de lo que inspira las bases del último trabajo de la rapera nacional: Emilia, por ejemplo, es una canción dedicada a su hija -nacida durante el proceso de grabación-, mientras que Los peces gordos no pueden volar, el sencillo que hoy toma la posta en la difusión del disco, va encaramado a un videoclip donde las rimas quedan en boca de varios niños.
Por eso, un nuevo show convocado ya para el 6 de noviembre en el Teatro Nescafé de las Artes (ver recuadro). "Porque cuesta ir a ver un concierto con hijos -dice Tijoux- entonces, la idea de este show era llamar a la gente que no pudo entrar ese día". Aunque también, para poner la atención sobre un problema más amplio: "Hay una crisis respecto a los espacios de conciertos. Hay poco espacio, y menos todavía en lo específico. En resumen, es una crisis respecto a los espacios donde se hace cultura, entonces por ahí nace la inquietud".
Hay puntos donde comparar: Tijoux viene recién llegada de una gira que la tuvo, durante la mayor parte de octubre, presentando las canciones de Vengo en distintas coordenadas de Norteamérica. El itinerario pasó por "locales donde ya tenemos nuestro pequeño público", comenta Tijoux, pero también "por otros nuevos, donde hay más gente de la que esperábamos". Entremedio, festivales "donde nos tocó compartir con gente más importante" (Outkast y Eminem, por ejemplo, en Austin City Limits).
Y algún encuentro que apunta hacia un nuevo proyecto, ocurrido en Oakland. "Sí, nos encontramos con Fermín Muguruza", relata en torno al destacado músico español. "Es de esos músicos con quienes necesitaba hacer algo. Habíamos hablado con anterioridad, pero hace harto tiempo. Es de esa gente que tienen un nivel de experiencia y autonomía tan elevado y tan ejemplar. Es muy bacán hacerle un millón de preguntas. Hay proyectos, sí, pero todavía no los quiero decir. Eso va a rendir algunos frutos locos. No creo mucho en las coincidencias: aquí estamos generando redes de amistad y musicales, porque hay afinidad y sincronía".
El Grammy, otra vez
En varias de las reseñas de sus shows en Estados Unidos, persisten algunas referencias para presentar a la MC chilena. La primera: su canción 1977, incluida en extenso durante un capítulo de la serie Breaking bad. La segunda es su nueva nominación al Grammy Latino.
"Se agradece, como siempre", reacciona Tijoux. La distinción -cuarta a la división latina del galardón, sumada a dos anteriores en la edición estadounidense- la tendrá compitiendo en la categoría de Mejor Canción Urbana con el track homónimo de Vengo, al lado, entre otros, de Enrique Iglesias y Calle 13, los mayores nominados de la cita. Además, figura en dos otros apartados por su colaboración con el uruguayo Jorge Drexler para Universos paralelos.
No asistirá a la ceremonia del 7 del 20 de noviembre en Las Vegas. "Siempre mandan invitaciones formales. Pero esta vez no voy, porque tengo mucho trabajo y quiero pasar tiempo con mi familia. Nada como estar en casita", explica.
Una decisión donde igual hay espacio para "la alegría" con que recibió la nominación, precisa. Y con un sentimiento persistente, al aparecer siempre escoltada por el reggaeton cuando el Grammy llama: "Cada disco es distinto, pero me sigue causando curiosidad esta nominación a 'lo urbano'. Siempre quedo asociada entre mucho reggaetonero. Así que tengo súper claro que jamás me lo voy a ganar. Estoy compitiendo entre una batahola de gente que tiene tras ellos mucho ruido".
De ahí, la satisfacción de ver a Vengo entre los abanderados del bling-bling. "Los discos que hacemos nosotros y quedan nominados son bastante artesanales. No son grandes producciones en términos económicos como esas, si bien le ponemos todo el amor y el cariño a las canciones. Grabamos entre amigos, con la banda y con un par de personas externas. Termina siendo una cosa bastante familiar y así celebramos", dice.
La rosa y el viento
En el futuro inmediato: dos fechas en Argentina, posteriores al desembarco en el Nescafé de las Artes. Y pese a ostentar el pedestal más visible hacia el extranjero entre las voces nacionales, Tijoux todavía no acusa invitación a la instancia más masiva que reserva el circuito nacional: el Festival de Viña. "La verdad, nosotros tocamos donde nos inviten y donde nos parezca coherente. Si estamos invitados, bienvenido. Si no, no nos quita el sueño. Pero no tengo idea. Yo no me he enterado de nada".
Todavía, explica Tijoux, Vengo está viviendo su proceso propio: el mismo que espera completar el 6 de noviembre en su segundo lanzamiento. Y en ese tránsito, también su repertorio previo ha sido redescubierto, como ocurre con la versión que se escucha en vivo para La rosa de los vientos, En paro y otras que firmó junto a Makiza: "Les tengo tremendo cariño. Con esas canciones crecí y siempre es muy bonito recuperarlas, reversionarlas y ampliarlas, por qué no". ¿Planes de fijarlas en una grabación en vivo? "Soy pésima para registrar. Pero sí, es algo que me tengo que meter de cabeza a hacer".