No hubo jugador de la Selección que en los últimos días no se haya referido a Jorge Valdivia. Su ausencia en la convocatoria para la Copa América Centenario pareció un golpe duro para varios, especialmente para los integrantes de la banda de los pitillos, integrada para los más experimentados del plantel. Afortunadamente para la Roja, aquella nostalgia por el Mago simplemente se quedó en palabras. En la cancha, el equipo no lo extrañó, ni ante Jamaica ni ante México.

Si algo mostró el equipo de Pizzi en estos dos duelos preparatorios fue volumen de juego y generación de chances de gol. Un hecho llamativo si se toma en cuenta que el equipo no tuvo un enganche natural, como es precisamente Valdivia. Una función que cumplieron Orellana, sin éxito ante Jamaica, y Vidal, con mucha movilidad y otras caracterítiscas a las de un enlace clásico, frente a México

En el resumen global, Chile dispuso de al menos 15 ocasiones para convertir en 180 minutos, una cantidad bastante importante. Curiosamente el único gol que se convirtió fue una casualidad, producto de un grueso error de la defensa de Jamaica, sumado a la virtud de Castillo para no dar por perdido el balón. Pero más allá de ese detalle, la Roja no extrañó ese último pase que se le atribuye a Valdivia. Simplemente, lloró la falta de un finiquitador para tantas posibilidades.

Es cierto que a ratos el juego de ataque lució desorganizado y sin tanta elaboración, pero aquello se disimuló, sobre todo ante México, con transiciones rápidas y apariciones constantes de los volantes y laterales en posiciones de remate, un sello claro de lo que pretende Pizzi. Y que durante mucho tiempo tuvo la Selección de Sampaoli cuando precisamente no estaba el Mago.

En estos cuatro meses a cargo de la Roja, uno de los matices que le ha podido dar precisamente el técnico a la Roja es justamente una mayor verticalidad por sobre la posesión. Al no tener justamente un engancha natural, pretende potenciar la velocidad y dinámica de sus laterales y volantes. Eso sí, los extremos todavía no definen bien su función porque cuando dejan de ser delanteros, para retroceder a la zona de volantes e intentar elaborar juego, quedan atrapados en zonas sin mayor efectividad.

Lo que debe mejorar la Selección, y hacia donde deben apuntar ahora los mensajes de los jugadores, es recuperar el gol que se extravió. Dejando de lado el partido con Venezuela, Chile anotó apenas tres goles en los últimos cinco partidos (contando los dos últimos de la era Sampaoli). Y lo preocupante es que aparte del descrito de Castillo, los otros dos llegaron a través de un balón detenido, con apariciones de los volantes (Vidal y Gutiérrez).

Entonces, la pregunta que surge es dónde quedó el gol. Porque Vargas, el encargado de resolver los problemas de finiquito con Sampaoli ahora no luce en su mejor versión y Sánchez ha estado peleado con el arco todo el año. El resto, con la camiseta de la Roja, vive de rachas, como Pinilla, por lo que es indispensable que en el torneo continental asuman su condición de finiquitador.

Afortunadamente para Pizzi, las chances de convertir se generan. Y sin Valdivia, a quien por ahora la Selección no extraña. Es jora de empezar a pedir que aparezcan los goleadores.