Desde sus primeras imágenes, los fanáticos de los juegos de disparos en primera persona (FPS por sus siglas en inglés) observaron con atención a "Destiny", un juego que mucho antes de su salida ya tenía sobre sus hombros el peso de una nueva franquicia en medio de las consolas de octava generación. ¿Las razones? un envidiable presupuesto de 500 millones de dólares, misma cifra de personas en su producción y cinco años de desarrollo, que generó expectativas sin precedentes para un juego de estas características.

Como promoción para el juego, Sony lanzó un "bundle" de PS4, dejando de lado el clásico color negro de la consola para reemplazarlo con un blanco brillante conocido como "Blanco Glacial", que incluye al mando Dualshock 4, almacenamiento de 500 GB, 30 días de PlayStation Plus y una copia física de Destiny, que pudimos probar por algunos días.

El área de los títulos FPS, siempre lucrativa, se mantuvo estancada varios años con juegos como Halo, Battlefield, Killzone o Call of Duty, sin necesariamente revolucionar el sector con cada edición, y enfocando sus esfuerzos en el modo multijugador online. Es por ello que Destiny captó la mirada de todos quienes esperaban un cambio radical en la propuesta, tanto en su argumento como en su jugabilidad. Esto derivó en 4,5 millones de usuarios accediendo a la versión Beta, entregando unas primeras impresiones muy positivas en relación al modo cooperativo, personalización, ambiente e interfaz, dentro de un cuidado escenario postapocalíptico.

El argumento de Destiny se centra en 700 años en el futuro. Debemos ser guardianes de la última ciudad del planeta y luchar contra un ente conocido como The Darkness, flanqueado por múltiples aliados alienígenas. Tal como un título MMO, crearemos a un personaje eligiendo entre tres opciones de clase, raza, características físicas y habilidades, algo muy importante para el desarrollo posterior de nuestra aventura. La interfaz es simple y no tendremos problemas para seleccionar el equipamiento necesario.

En cuanto a la ambientación, las estructuras son desoladoras y bien diseñadas, creando en un principio un escenario suficientemente creíble como para intentar llegar al final del juego sin sumergirnos de inmediato en el modo multijugador en línea. Sin embargo, es en este importante punto donde vemos el primer aspecto débil del título, ya que cada capítulo no cuenta con una línea argumental sólida o un nexo que las una, y podríamos jugar perfectamente sin conocer nuestro propósito en el juego.

Así, en el camino encontraremos compañeros de aventuras, sitios como tiendas de naves, armaduras y armas, entrega de contratos o recompensas, y varios otros incentivos para completar las distintas misiones posee el juego, con escenarios enormes y mapas en la Luna, Venus, Marte o la Tierra, cada uno con sus propios enemigos y ambientación, permitiéndonos  evolucionar al personaje poco a poco.

Su jugabilidad contempla tres opciones de personaje y 20 niveles, con variedad de ataques, armas, saltos dobles, ataques especiales y cuerpo a cuerpo, con enemigos dotados de una buena inteligencia artificial, por lo que los usuales métodos de pelea de estos juegos no siempre tendrán buenos resultados. Visualmente entrega paisajes muy bien diseñados, una banda sonora de lujo que incluye al ex Beatle Paul McCartney, y un modo competitivo de cinco juegos diferentes con hasta 12 jugadores.

En conclusión, un juego que demora entre ocho y diez horas en ser finalizado, y que tiene en su modo multijugador como su aspecto más interesante, mostrando todo su potencial si consideramos que las desarrolladoras Bungie y Activision tienen planeado más sagas de aquí a varios años. Aunque no es la revolución que esperábamos, sí posee elementos para convertirse en un referente en el futuro.