André Schürrle abre los ojos lo máximo que puede y pide que se le repita la pregunta. "¿Maracanazo? Qué es eso", apunta, antes de soltar una tímida carcajada, casi pidiendo disculpas por no conocer ese término, tan popular a lo largo de la historia del fútbol y que se reflotó con dolor y angustia para los brasileños el pasado martes en Belo Horizonte.

-Le pregunto si esta victoria sobre Brasil iguala en trascendencia lo hecho por Uruguay en la final del Mundial de 1950.

Ah, eso se conoce como el Maracanazo. No conocía ese término. Pero la verdad es que lo que hicimos ahora no tendrá tanta trascendencia si no ganamos el título. Esa es la realidad. Después de la final, te puedo dar una mejor definición sobre lo que pasó en este 7-1.

Schürrle luce más extrovertido de lo que muestra su figura seca dentro de la cancha. De hecho, es uno de los futbolistas germanos que desafía la orden de hablar únicamente en alemán, y accede a conversar en inglés con La Tercera.

Autor de dos goles en la paliza que su selección le propinó a Brasil, el extremo de Chelsea prefiere mantenerse cauto. No sólo porque aún no han ganado la corona, sino que en señal de respeto por sus cuatro compañeros en el cuadro inglés que vistieron la verdeamarilla en Belo Horizonte: Willian, David Luiz, Ramires y Oscar.

En medio de la polémica que se ha generado por la confesión de Mats Hummels, con relación a cierto acuerdo que hubo en el camarín durante el descanso, Schürrle agrega otro capítulo a este hecho, sobre todo a partir de su vínculo con los cuatro brasileños ya nombrados. No habla de un acuerdo, pero si confiesa haber actuado diferente a partir del  séptimo gol.

"Después del partido los fui a saludar a cada uno de ellos. Me imagino lo que deben estar sufriendo. Fue algo muy doloroso para ellos, para sus hinchas. Cosas así no pasan habitualmente y, quizás, por lo mismo muchas veces uno no sabe cómo afrontarlas", reconoce Schürrle.

-¿Cómo vivió esos últimos minutos, en especial por ese dolor de sus compañeros de Chelsea?

La verdad es que fue muy extraño. Incluso, te confieso que bajé la intensidad en un momento del partido. Si ya estaba todo definido. No quería verlos sufrir más. Esa es la verdad. No es fácil tener que vivir con una goleada como esa en contra.

-¿Ellos le hablaron en algún momento?

No. Sólo conversamos un poco después del partido. Ahí les di todo mi apoyo y fuerza. Sé que no están viviendo un momento agradable.

-¿Qué decían en el banco cuando sus compañeros hicieron cinco goles en la primera media hora de partido?

Era algo increíble. Nos mirábamos todos. Difícil de imaginar eso. El trabajo era perfecto.

-¿Qué le pareció Brasil?

Ellos dieron su máximo esfuerzo, pero muchas veces no alcanza. Tanto cuando estuve fuera como cuando entré, ellos lo dieron todo. Pero fuimos muy efectivos en su área.

-Hicieron el partido de sus vidas.

Son esos partidos en los que todo lo que planificaste te resulta. En la vida, ocurre una o dos veces. Bueno, ahora nos tocó a nosotros.

-¿Se podía soñar un partido así?

No. Si lo soñaba, no se iba a cumplir. Esa es la verdad. Cuando sueñas algo así, muy pocas veces se cumple. Por suerte nos tocó hacerlo a nosotros. Pero, te insisto, no valdrá de nada si no ganamos la final.

-Más allá de la pena por sus compañeros de Chelsea, imagino su alegría por los dos goles en una semifinal de una Copa del Mundo.

Sí. El que convertí de zurda (el séptimo) todavía no lo puedo creer. Fue fantástico. Igual, los dos los recordaré  toda mi vida.

-Ahora viene la final. Un gol en esa instancia queda marcado para siempre.

Sí, pero primero hay que descansar y trabajar mucho. Llego con tres goles en el torneo y eso me da mucha confianza. Pero queda tiempo para pensar en ese partido.

-¿Qué le parece Argentina?

Es un gran equipo. Si llegó a la final es porque tiene muchos méritos. Vamos a enfrentar al mejor equipo del Mundial y debemos estar preparados muy bien para vencerlos.

-¿Le parece que es el mejor equipo del Mundial?

El que llega a la final siempre es el mejor. Así entiendo el fútbol.