De paso por su casa, a medio camino entre un viaje a Rancagua y otro a Temuco, Andrés Allamand Savala (56 años), candidato presidencial de Renovación Nacional, se instala para desgranar su ideario económico.
Tras ser proclamado el sábado pasado por su tienda política, la campaña entra de lleno ahora a la etapa de los contenidos, con miras a la primaria de su sector fijada para el mes de junio.
En ese contexto, Allamand traza sus definiciones, reivindicando el modelo de libre mercado que ha seguido el país en los últimos 30 años. "Tenemos que afianzar nuestro proyecto de desarrollo y fortalecerlo, haciendo que evolucionen las instituciones", afirma. Su apuesta es por el crecimiento de la economía, la innovación y el acrecentar la competencia al interior de los mercados, para lo cual ve como clave la actuación del Estado. Asegura que para el financiamiento de su eventual programa de gobierno no tiene consideradas alzas tributarias y se compromete a buscar el consenso político para una reforma laboral integral.
En materia de energía, indica que se debe avanzar hacia un acuerdo nacional e implementar cambios en la institucionalidad.
Prefiere no entregar metas ni en materia de crecimiento ni de reducción de la pobreza, señalando que en dichos ámbitos se debe buscar siempre el mejor resultado posible. Tampoco se compromete en el área fiscal a volver a un balance estructural de 0%, prefiriendo dejarse un margen de flexibilidad entre un superávit de 1% del PIB y un déficit de 1% del PIB.
También se pronuncia sobre el tema de las pensiones, la salud y las empresas fiscales.
¿Cuáles serán los énfasis económicos de su gobierno si llega a la presidencia?
Lo primero es mantener lo bueno. Siempre tengo presente a España, que hoy se encuentra en un desastre. Hace ocho años su situación era muy distinta. En consecuencia, el primer desafío es mantener lo que se ha logrado en crecimiento, empleo y emprendimiento, porque estos resultados no caen del cielo. En segundo lugar, lo que puede erosionar los logros del país son también variables políticas. Hace dos años empezó a cundir un discurso en cuanto a que el modelo chileno estaba derrumbado y que las instituciones no daban el ancho. Ese caldo de cultivo puede terminar erosionando una gestión económica, porque debilita sus cimientos. Pero nada de eso es cierto. Al contrario: tenemos que afianzar nuestro proyecto de desarrollo y fortalecerlo haciendo que evolucionen las instituciones. Por último, hay temas que requieren esfuerzos adicionales: educación -en particular pre-escolar-, capacitación laboral, innovación y lo que yo denomino "juego limpio".
¿A que apunta ese "juego limpio"?
Si uno mira algunos mercados, advierte que hay déficit de competencia y todavía ciertas prácticas abusivas con clientes y consumidores. Aquí existe una diferencia al interior de la centroderecha. Algunos creen que el Estado tiene que tener un rol pasivo respecto del funcionamiento de los mercados. Yo, al revés, creo que el Estado debe tener un rol activo en relación al funcionamiento de los mercados, no para transformarlo en empresario e involucrarlo en la gestión, sino porque el Estado tiene mucho que hacer para que haya "juego limpio", y para aumentar la competencia y el número de actores. Por ejemplo, las licitaciones de cartera en la industria de AFP que aumentó la competencia. Además, tiene que terminar con las cláusulas abusivas: que a esta altura exista gente que todavía piense que las casas comerciales van a poder modificar unilateral y arbitrariamente los contratos de sus tarjetas de crédito, quiere decir que no han entendido cuál es el nivel de exigencia y de transparencia que la sociedad tiene hoy.
¿Ese activismo del Estado es compatible con el modelo y no puede acaso afectar el clima de inversión?
No atenta para nada. Para mí, define lo que es la esencia de una centroderecha verdaderamente progresista con la cual me identifico. Una de mis discrepancias con el libro de Jovino Novoa es que no creo que un gobierno que se preocupa de frenar los abusos o de incrementar la competencia reniegue del pensamiento de centroderecha. Respecto del clima de inversión, cuando hay un mercado que tiene pocos actores, no hay mayores incentivos para invertir ni innovar, porque están funcionando en una atmósfera de competencia controlada.
¿Las empresas en Chile no están compitiendo como debieran?
En algunos casos sí y en otros no. En el mercado de generación de energía se requieren más actores y ahí las barreras de entrada tienen que ver con la dificultad de los proyectos nuevos para aprobarse. Otra vieja discusión es la de si los medicamentos se pueden o no expender fuera de las farmacias. Estoy de acuerdo en que esto puede molestar a algunos incumbentes, pero yo tengo una trayectoria de vida de completa independencia frente a los grupos económicos, a los poderes económicos, no tengo ningún conflicto de interés, y no califico para ningún fideicomiso.
¿Cuál es su visión del empresariado chileno?
Si uno mira las grandes empresas chilenas, se da cuenta de que la mayoría se maneja con seriedad, profesionalismo, hacen bien sus tareas, y las infracciones laborales no se producen mayoritariamente en ese segmento. Pero hay algunos empresarios que tienen conductas que terminan por cuestionar los fundamentos del sistema. El ejemplo de La Polar es paradigmático. Y ahí yo tengo un punto con la dirigencia empresarial: me gustaría que cuando se produjeran situaciones de ese tipo, fuera críticos y separaran aguas con prontitud y nitidez de las malas conductas empresariales.
Crecimiento y desigualdad
¿Por qué vías pretendería promover el crecimiento económico?
Ya hemos visto: con impulso a la educación, a la capacitación y a la competitividad. Hay otros temas que se encuentran pendientes, como la situación energética (ver secundaria), que objetivamente es una desventaja competitiva.
El Presidente Piñera se puso como meta crecer a 6% promedio durante su gobierno. ¿Seguiría esa senda?
Esa debiera ser una meta de cualquier gobierno, no individual. Todos deberían buscar expandirse al 7% y nunca menos del 5%. Lo que sí voy a señalar es que en mi gobierno el crecimiento y el emprendimiento, y no los impuestos, serán el motor para que el país continúe progresando y para abordar un tema pendiente, que es el de la desigualdad. Yo no estoy de acuerdo con Jovino Novoa ni con mucha gente en la propia derecha, que consideran que la desigualdad en Chile es un invento y que no hay que preocuparse de ella. La desigualdad en Chile no es un invento, es una realidad. Hay una brecha educacional, digital, ambiental y territorial. A mí me preocupa que Chile sea un país extremadamente desigual y no creo en el discurso tradicional de la derecha de que lo importante es sólo atender la pobreza.
¿Cómo se combate?
Para la derecha económica o tradicional, la desigualdad no es un problema. Para la izquierda y la Concertación, la desigualdad se resuelve con más Estado. Para la centroderecha moderna la desigualdad sí es un problema, pero se resuelve apostando por inversión en educación temprana, en capacitación laboral, en fomento al emprendimiento, especialmente en los pequeños y medianos empresarios, más una red asistencial con retribución al esfuerzo y la responsabilidad de las personas.
Y en materia de reducción de la pobreza, ¿se planteará alguna meta en un eventual gobierno suyo?
Todo lo que sea posible. Lo que me dejaría contento es que se redujera a su mínima expresión, pero hay que ser realista y hasta en los países más desarrollados tienen bolsones de pobreza.
¿Comparte la decisión de que en adelante sea el INE el encargado de medir la pobreza?
Me parece una buena decisión. Además, los problemas con la Casen se venían desarrollando desde mucho antes. Lo que no creo es que estos debates se deban utilizar como instrumentos de acción de política contingente.
¿Su política social pretendería llegar también a la clase media?
Lo que tenemos que hacer es trabajar en toda la línea. Cuando uno dice que la desigualdad me importa, estoy diciendo que me importa la clase media, porque el sector más afectado por una sociedad que tiene grandes niveles de desigualdad son precisamente las clases medias.
Impuestos y reforma laboral
¿Cómo piensa financiar los recursos que implicarían esas políticas? ¿Es una alternativa evaluar otra reforma tributaria?
Si la relación entre los impuestos y el crecimiento no existiera, no habría ninguna razón para que los tributos no se subieran al infinito. Pero resulta que existe una vinculación. En ese sentido, creo que el verdadero motor, aquello que no se puede sacrificar y que permite avanzar en distintos ámbitos, es precisamente el crecimiento. Entonces, yo no estoy de acuerdo con el festival de alza de impuestos en el que de pronto parecen incurrir actores políticos, particularmente de la Concertación. En la actual situación creo que lo que tenemos que hacer es afianzar el crecimiento y no recurrir nuevamente al instrumento tributario. Más aún, estoy pensando en una idea que muchas veces ha estado arriba de la mesa, pero que nunca se ha implementado: por ejemplo, para ayudar a la descentralización, que existan incentivos tributarios para las empresas que se instalen en regiones. Mi mirada es que apostemos al crecimiento y no a los impuestos.
¿Y eso sería suficiente?
Mi impresión es que con los recursos que posee Chile, teniendo un bajo endeudamiento, dado su potencial de crecimiento, y con todo lo que se puede hacer en materia de mayor eficiencia en el gasto fiscal, es posible financiar el mayor gasto social y la mayor exigencia de recursos públicos a través del crecimiento y de estos instrumentos. Lo que no me parece es que la primera reacción sea el alza de los impuestos.
En un eventual gobierno suyo entonces, ¿no habría alza de impuestos?
Las herramientas que se deben priorizar son crecimiento, austeridad, mayor eficiencia en el aparato del Estado. Evitar todo tipo de despilfarros en los programas públicos. Por lo tanto, en mi agenda no está el alza de impuestos como una prioridad.
Este gobierno concluirá su período con un déficit fiscal estructural de 1% del PIB. ¿Cuál sería su política en esta materia?
La regla fiscal es sana y debe mantenerse. Ahora, un punto de déficit o de superávit fiscal estructural es un margen razonable de flexibilidad, ya que la política económica debe poder atender los ciclos variables de la economía.
¿Pensaría llevar adelante una reforma laboral?
Lo que necesitamos en materia laboral es algo parecido a lo que se requiere en el tema de la energía: un gran acuerdo. El escenario laboral cambió radicalmente y la legislación sigue siendo la misma. El problema es que hay un bloqueo político en el tema, porque desde el punto de vista técnico, la mayoría de los expertos está de acuerdo en el diagnóstico. Pero ocurre que cuando se empieza a hablar de flexibilidad o adaptabilidad laboral, se produce un megamalentendido. Unos entienden que por flexibilidad lo que estamos diciendo es mayores atribuciones al empleador para cambiar las condiciones en que trabajan sus empleados y lo ven como precariedad. En circunstancias que esto debiera verse como la posibilidad de común acuerdo entre empleador y trabajador de generar condiciones de trabajo mutuamente satisfactorias, debidamente compensadas. Lo que hay que hacer es poner por delante el concepto correcto.
Y en la búsqueda de acuerdo, ¿estaría disponible para fortalecer la acción de los sindicatos y extender las materias bajo negociación colectiva?
Me gusta el enfoque del estudio de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, que plantea que lo que hay que hacer es cambiar la mesa de conversación. Que este camino de pretender avanzar en flexibilidad, pero no en negociación colectiva, conduce a lo que estamos hoy día: a la nada.
¿Su apuesta sería entonces buscar un entendimiento amplio con todos los temas laborales sobre la mesa?
Exactamente. Si para algo sirve la experiencia política es precisamente para generar condiciones para alcanzar grandes acuerdos, y yo la tengo, junto con convicciones. Pero con la misma fuerza digo que hay que tener apertura, porque cuando estamos hablando de energía o de legislación laboral, estamos afectando al país en su conjunto y, en consecuencia, estas cosas no se resuelven por un voto más o un voto menos. Hay que generar mayorías significativas.
¿Se compromete a no botar el tema como lo hicieron los presidentes Bachelet y Piñera?
Lo que puedo cumplir es abordar con un sentido amplio la modernización de la legislación laboral y no seguir dejando el tema guardado en el último cajón del escritorio. Tengo la plena disposición a impulsar esa conversación, pero si ella no prospera, el camino testimonial me parece inconducente. En ese sentido, creo que la ministra del Trabajo no se ha equivocado. ¿Qué sentido tiene enviar un proyecto de modificación de una materia cuando se sabe de antemano que no tiene ninguna posibilidad de prosperar?
Energía: "Se debe avanzar en zonificación y compensaciones"
COMO piensan resolver el problema energético del país? Se requiere un gran acuerdo nacional en materia de energía, porque tenemos un bloqueo grande. La dificultad para sacar adelante proyectos energéticos es enorme y hay organizaciones que hacen del rechazo un modus vivendi. ¿Qué debemos hacer? cambios en el ámbito de la institucionalidad: una participación ciudadana más temprana y avanzar en la zonificación territorial, en lineamientos respecto de dónde se deben emplazar prioritariamente los proyectos de energía. En tercer lugar, abordar las compensaciones a las comunidades, porque los proyectos generan impactos locales adversos y beneficios nacionales positivos. Las compensaciones se deben dejar de hacer como hoy, algunas bajo la mesa, otras por el lado. Deben ser parte de la institucionalidad y de los proyectos de aprobación ambiental.
¿Qué más se debe hacer?
Salir de la situación en que estamos de energía sucia, cara y dependiente. Debemos avanzar lo más intenso que podamos en eficiencia energética y priorizar las energías renovables. Como no reduciremos la brecha sólo con energías renovables, Chile debe apostar a la hidroelectricidad y trabajar intensamente en dos energías en las que tiene ventajas: solar y geotermia. Además, se necesitan más actores en generación. El problema no es la barrera legal, sino que es tan difícil la aprobación de proyectos, que el mercado sigue en las mismas manos. Por último, avanzar en la carretera eléctrica. El Estado no puede ser un observador sobre el problema de la transmisión. Debe definir una franja y establecer condiciones para que pasen dos cosas: que la franja opere con holguras y que nuevos actores puedan conectarse a la red. Ahí hay cuatro pilares de lo que debe ser un acuerdo nacional de energía.
¿Es contrario al uso del carbón?
Es absurdo que Chile, teniendo un potencial hidroeléctrico, solar y geotérmico, se vaya por el camino más fácil, que termina siendo el más sucio, caro y dependiente, como el carbón y diésel. Pensar que tener una matriz energética cara y sucia no afectará las exportaciones es no entender el mundo. Chile cada vez más incorpora productos de mayor valor agregado en sus exportaciones. No puede ser que la cara amable sea la presencia de nuestros productos en distintos supermercados del mundo y la cara oculta que esos productos se generan en un entorno ambientalmente muy negativo.
¿HidroAysén debe realizarse?
Cuando hace un tiempo me referí sobre el proyecto, constate una realidad sin eufemismos. Hoy ese proyecto no es viable. No lo digo yo, lo dice la administración de la empresa y a gritos el análisis que hemos hecho respecto de la institucionalidad ambiental. ¿Es viable HidroAysén sin carretera eléctrica? La respuesta es no. Por eso, cuando me preguntan por HidroAysén contesto lo que es una realidad del porte de una catedral: el proyecto está muerto. Pero lo que le corresponde a quien aspira a ser presidente no es enterrar ni resucitar proyectos específicos, sino dar una visión de conjunto. Un gobierno debe definir un marco general en el cual los proyectos se puedan desarrollar. Si mañana el proyecto X o Z calza dentro de esas reglas del juego, ahí se verá.
Hablando del respeto a las reglas, ¿si se diera un caso como Barrancones le haría un llamado a la empresa, como hizo el Presidente Piñera, para no seguir adelante?
Definitivamente, no. No levanto el teléfono. El Presidente Piñera resolvió un problema, pero generó una consecuencia peor: un debilitamiento institucional. Un gobierno de centroderecha siempre tiene que fortalecer las instituciones, porque la izquierda se encarga permanentemente de debilitarlas. Finalmente, esa decisión, ese telefonazo, fue un error.
¿Cómo evitará la judicialización de los proyectos?
Necesitamos generar un acuerdo energético para evitar la judicialización y reducir la arbitrariedad. A veces el Consejo de Ministros resuelve en una dirección, a veces en otra, a veces sorprende a todos.
¿La energía nuclear es opción?
No la veo como una opción, pero me parece de un fundamentalismo absurdo que haya grupos que ni siquiera quieren que se estudie. La energía nuclear no es opción para Chile. Hoy, las potencialidades están en otro lado. Si me corresponde ser presidente, mi compromiso es muy claro: no voy a impulsar la energía nuclear.N
Sistema de pensiones
Para Allamand, la Comisión Marcel, antesala de la Reforma Previsional de 2008, rompió muchos de los mitos sobre el sistema. "Mostró sus fortalezas y debilidades". Agrega que ahora las advertencias realizadas por el consejero del Banco Central, Joaquín Vial, respecto del efecto que tienen las denominadas lagunas en las cotizaciones en menores pensiones, reflejan un problema objetivo que debe ser abordado. Lo mismo sucede con otros temas que, a su juicio, son particularmente complejos para el sistema de AFP, como el que las personas viven más.
Por eso es partidario de revisar si se requieren mejoras, aunque no considera que por ahora se adopten medidas como aumentar la edad de jubilación de las mujeres y emparejarla con los hombres. Su visión apunta a ver de qué forma se incrementa la continuidad de las cotizaciones y se incentiva aún más el ahorro previsional voluntario, tanto individual como colectivo. Admite que una vía puede ser a través de beneficios tributarios. También considera relevante asegurarse de que no existan remuneraciones separadas de la cotización previsional, porque eso es parte de los problemas que hoy existen".
Empresas públicas
Una tarea que reconoce Andrés Allamand que deber hacer en los próximos meses es adentrarse más a fondo en los problemas que enfrentan las empresas estatales como Enap y EFE. Ambas presentan importantes niveles de endeudamiento y en el caso de la petrolera estatal, millonarias pérdidas. En el caso de la empresa de ferrocarriles valora el manejo más profesional que ha tenido la compañía en el último tiempo y está consciente que debe definir bien cuál será el proyecto que impulsará para ella. Más crítico es respecto de Enap y particularmente a la marcha que se le dio durante el gobierno de Michelle Bachelet. "Tuvo un manejo desastroso y se perdieron una enorme cantidad de recursos".
Respecto de Codelco, asegura que tampoco será una prioridad analizar o ver si se requiere el ingreso de capital privado. "Creo que el primero que habló de incorporar capital privado a Codelco para nuevos negocios fue el Presidente Lagos", señala.
Salud e isapres
Crítico es Allamand sobre cómo está funcionado la industria de las isapres. Asegura que el sector debe darse cuenta de que la posibilidad de aumentar unilateral y discrecionalmente los planes, "simplemente es un tema del pasado". También considera absurda la dificultad gigantesca que enfrentan hoy los usuarios para comparar los distintos planes de salud. Por eso, considera que el Plan Garantizado de Salud y el índice de precios de la salud que ha impulsado el gobierno están bien orientados. "Espero que el debate continúe y que nadie crea que el camino de la judicialización es la solución".
Para el candidato, mejorar la salud privada pasa por transparencia y competencia. "La mayor dificultad que veo en una industria tan cuestionada, con tantos problemas judiciales, es que pasa un poco lo mismo que en el sector de energía. Las barreras de entrada son producto del contexto. Mi respuesta para eso es la misma que para todo lo demás: mayor competencia". Respecto de la salud pública, sostiene que si bien se han hecho avances muy significativos en infraestructura hospitalaria, es necesario dar un nuevo paso: "Se debe mejorar la gestión de los hospitales y, sobre todo, el acceso a la atención de salud.