El viernes 7 en la mañana, varias torres de carpetas ocupaban la mesa del comedor contiguo a su despacho en el Palacio de La Moneda. Cientos de papeles oficiales pertenecientes a tres ministerios esperaban su rúbrica: Hacienda, Segegob e Interior.

Durante una semana, Andrés Chadwick fue triministro, una experiencia inédita en su paso por el gobierno. El mismo viernes cerró sus funciones, firmó los papeles y dio inicio a siete días de vacaciones.

Queda sólo un mes de gobierno ¿Está conforme con lo realizado?

Estamos terminando bien el gobierno en términos de los compromisos que el Presidente asumió en su campaña, de cómo está el país tanto en su desarrollo económico como calidad de vida de los chilenos. Eso se vio ratificado en algo que nos produce satisfacción: las últimas encuestas han demostrado que el gobierno ha subido fuertemente su adhesión.

¿Consiguió este gobierno finalmente encontrar un relato que muchos dan por inexistente?

El tiempo va a permitir visualizar que el gobierno del Presidente Piñera abre un camino a nuestro sector político muy sustancial: que apostando a la libertad personal, al valor del mérito, ha permitido poner al país en un camino de desarrollo. Esto se va a ir haciendo más fuerte porque tengo la impresión de que el próximo gobierno busca hacer el eje no en la potencialidad de las libertades personales, sino que en el rol del Estado y, por consiguiente, creo que ahí se va a producir una diferencia.

¿A qué atribuye la distancia en que termina la relación entre el gobierno y la Alianza?

El saldo de los cuatro años es que estamos agradecidos de los partidos porque en los aspectos más sustanciales, los proyectos de ley, siempre hubo respaldo. A veces hay temas que son diferencia no con un partido, sino con sectores de ellos. Por ejemplo, siempre se nos planteó que hubo una diferencia en torno a la forma como el Presidente Piñera decidió abordar los cuarenta años del Golpe Militar. Si uno examina quién lo planteó: algunas personas y sectores de la UDI y RN, pero no fue la totalidad de ambos partidos. Hubo una diferencia, sí, y no la escondimos, la transparentamos y el Presidente Piñera fijó lo que creyó y estoy absolutamente de acuerdo con él en la forma y en el fondo respecto de cómo el gobierno y la centroderecha tienen que enfrentar en el futuro los temas del pasado.

La ofensiva del Presidente de la que usted habla, dejó varias heridas en el coalición...

A mi modo de ver la postura del Presidente por los cuarenta años del Golpe Militar es de los legados más significativos, trascendentes, con más capacidad de proyectarse hacia el futuro. Ahí hay un legado importante. Aquellos que no lo sientan así, mi impresión es que -en la medida que pasa el tiempo- quienes discrepan de este posicionamiento van a tener cada vez menos audiencia en la vida política del futuro. Yo reflexionaba y me reía un poco porque cuando veía las nominaciones de las nuevas autoridades y veía a los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría que habían sido informado con 15 minutos de anticipación, yo decía, ¡por Dios que hemos regaloneado a nuestros presidentes de los partidos de la Alianza, y los hemos tratado mejor!

¿A qué atribuye la fuga de militantes de RN y la aparición de movimientos como Evópoli o Amplitud?

Sé que a los partidos nos duele muchísimo cuando alguien o un grupo se nos va del partido. El hecho de que exista Evópoli o se esté desarrollando Amplitud, en la medida que tengamos la inteligencia de entenderlo como procesos naturales, de renovación de nuevas generaciones y de incorporarlos como uno más a la Alianza, me parece que no significa ningún drama o daño, sino que incluso puede significar algo positivo.

¿No teme que dichas fugas se conviertan en votos clave en el Congreso para las reformas estructurales de Michelle Bachelet?

No tengo ninguna seguridad y si estuviese en la situación del próximo gobierno yo no apostaría a lo que llamamos el voto individual, porque uno nunca sabe si va a estar o en qué condiciones. Lo que sí uno puede recomendar es buscar el entendimiento, sólido, fuerte. Estoy seguro de que el gobierno se encontrará con una oposición desde la Alianza muy seria, responsable, fuerte en la fiscalización y, en aquello que exista una discrepancia, una voluntad de colaboración. La Presidenta Bachelet va a tener todos los caminos abiertos para buscar, con seriedad y contenidos, acuerdos a partir de marzo.

¿Considera factible que Bachelet cumpla con la reforma tributaria, educacional y además nueva Constitución?

Tengo la impresión de que cambios estructurales o muy abruptos, como los que se plantearon durante la campaña por parte de la Nueva Mayoría en términos de asambleas constituyentes, nuevas constituciones, empezar de cero, son muy difíciles. Porque los gobiernos de cuatro años son cortos y exigen resultados.

Hay una expectativa alta...

El próximo gobierno debe tener claro el control de expectativas, porque se han generado muchas y, por otra parte, el afianzamiento del principio de autoridad. Que no se perciba que quienes mandan son los que más gritan, que manda más la calle que el gobierno.

¿Qué hará usted después del 11 de marzo?

Tengo comprometido con el Presidente poder seguir destinando tiempo y participación en la fundación que él va a crear. Segundo, quiero colaborar con la UDI en todo aquello que me requiera.

-Usted, como coronel...

(Risas) ¡Es que nos quieren llamar a retiro a los coroneles! Estamos en una situación difícil, nueva para nosotros. Pero creo necesario que dejemos de estar en la primera línea.