Una relación compleja han tenido históricamente los diferentes gobiernos con los gremios del transporte. Los micreros bloquearon las calles cuando se anunció el Transantiago, en 2004; sacaron menos buses cuando se puso en marcha el plan, tres años después, y las empresas han protestado en los últimos meses ya que responsabilizan a la autoridad de la crisis económica que viven. En entrevista con La Tercera, el ministro de Transportes, Andrés Gómez-Lobo, aborda el desempeño de los operadores y entrega una evaluación del plan que cumple una década en funcionamiento.
¿Cuál fue su rol cuando se diseñó el sistema? ¿Aportó estudios clave?
No fue así. Hice un trabajo académico con Guillermo Díaz (ex subsecretario de Transportes y (el economista) Andrés Velasco, sobre el funcionamiento de las micros amarillas, en 2004. En esa época pasaban 800 micros por hora por la Alameda, lo que resultaba caótico. A esto se sumaba la contaminación del aire y de ruido, además de la seguridad vial, lo que generaba accidentes graves. Es difícil imaginar cómo funcionaría ese sistema hoy en Santiago con ocho mil vehículos. Pero se deben destacar avances: aunque hay servicios que no cumplen el plan operacional, hoy se hacen cuatro millones de viajes al día. Sí, hay paraderos llenos, pero no son los problemas que se veían en esa época.
¿Qué falló en la puesta en marcha del Transantiago, en 2007?
Haber comenzado a funcionar sin subsidio. No se puede formalizar a los trabajadores, renovar buses e introducir tecnologías, con un financiamiento bajísimo. Esto llevó a que, por ejemplo, se rebajara la flota, lo que resultó inviable.
¿El mayor avance es la tarifa integrada hoy?
Sí, porque si no existiera el subsidio, no habría una tarifa integrada, que mejoró los viajes: hoy se puede tomar bus y metro pagando un solo pasaje, lo que implica un modelo de calidad mundial. Si una persona tomaba ambos medios antiguamente, se pagaba dos veces. Y ahora pagando una sola tarifa podrán trasladarse en tren (Alameda-Nos), buses y Metro.
La empresa Alsacia-Express lo ha acusado que se les han quitado servicios en favor de otras firmas.
Si las empresas sienten que no se están respetando sus derechos, que vayan a la corte. Si ese es su parecer, este tipo de conflictos lo debe dirimir un juez. Nosotros estamos muy tranquilos porque los contratos establecen que podemos disminuir el plan operacional. Además, esto les permite mejorar los índices de cumplimiento.
Insisten en que lo que se ha hecho es ilegal.
Que lean los contratos: dejan muy claro que se puede reducir el plan de operaciones hasta un 5% cada semestre. Vemos que las empresas grandes tienen los peores indicadores y cuando no respetan los contratos se les aplican descuentos (sanciones). Y en la próxima licitación se quiere apostar por empresas de menor tamaño, pues funcionan mejor.
La imagen del Transantiago es negativa, ¿podría mejorar?
Ciertamente, el sistema, en general, tiene una mala evaluación, pero no de los servicios que utiliza la gente. Existe una estigmatización de la palabra 'Transantiago' . Creemos que la forma de revertirlo es dando calidad y rebajar los tiempos de viaje.
¿Cómo se puede superar la evasión?
La evasión da una mala imagen al sistema. Vemos que los operadores tienen responsabilidad, pero también es un problema del sistema. Esto tiene que ver con aspectos legislativos (aumentar las sanciones), la instalación de torniquetes en los vehículos, más zonas pagas, y también nosotros fiscalizamos.