El pasado 11 de diciembre, el ex candidato presidencial Andrés Velasco se convirtió en el presidente del Partido Ciudadanos. La directiva tiene como objetivos principales conseguir los más de 10.000 nuevos adherentes que necesitan para conformarse en partido a nivel nacional y elaborar una lista parlamentaria para las elecciones del próximo año. Aunque evitó confirmarlo públicamente, en esa nómina él también podría ir de candidato al Senado.
¿Usted está convencido 100% de que no será candidato presidencial?
No estoy de acuerdo con personalizar la política. No estamos obsesionados con que alguien en particular tenga un cargo particular. Tenemos muchas personas disponibles para muchos cargos.
Pero me imagino que tienen vocación de ser gobierno.
Tenemos vocación de influir en el Chile de los próximos 25 años, pero primero el proyecto político y el partido conformado en todo el país. Los partidos viejos están ensimismados en buscar nombres.
Le pongo un ejemplo: el PPD elaboró un documento programático que va a discutir estas semanas. A esas discusiones está invitado su futuro candidato, Ricardo Lagos. En Ciudadanos no hay rostros potentes que discutan contenido.
Tenemos muchas figuras potentes.
Pero no son conocidas por la opinión pública.
El 70% de las personas no tiene elegido un candidato presidencial y eso lo dicen las encuestas. Por tanto, estamos trabajando con tiempo.
¿No querer definirse como candidato presidencial tiene que ver con la disminución sistemática que enfrentó en las encuestas?
En Ciudadanos, muchos estamos disponibles para competir...
Pero en Ciudadanos varios mencionan a Sebastián Sichel como candidato a La Moneda y no su nombre.
Este no es el partido de Andrés Velasco y he sido uno de los primeros en decir que el nombre de Sichel es un espléndido nombre. Y también tenemos cartas parlamentarias buenas.
¿Por qué Sichel podría ser un buen candidato presidencial?
Es un excelente nombre que simboliza una historia personal admirable. No es un hijo de la clase política que está gracias a los pitutos de un padre o abuelo. Es un abogado joven que ha ganado todos los pergaminos con gran conocimiento de temas públicos y un tremendo liderazgo.
¿Está decidido a ser senador? ¿Por dónde?
Las alternativas las va a decidir el partido y soy uno de muchos disponibles a ayudar donde más sirva.
Usted siempre ha estado en la primera línea, como ministro y como candidato presidencial. ¿Se cansó y ahora prefiere una segunda línea?
He pasado jornadas de 12 horas juntando firmas. Hablo desde el compromiso de enfrentar cosas más difíciles, como formar un partido desde el inicio y ser presidente del mismo.
¿Cómo ve la gestión del gobierno? Hay un enfrentamiento importante con los senadores PS por estos días.
En este caso, el problema es de los partidos, porque actúan con la calculadora en mano. El gobierno pactó con la derecha porque era la única manera de seguir adelante con algunos proyectos. En ese caso, el gobierno hizo lo que ha hecho muy poco: gobernar.
¿Entonces, el Ejecutivo está haciendo las cosas bien?
Creo que este gobierno se acabó.
¿En qué sentido?
Cuando el gobierno le dice al país que en 2017 habrá una nueva Constitución, creo que ni la persona que lo dice lo cree. En Chile no habrá una nueva Constitución en 2017. Le deseo la mejor suerte al ministro de Hacienda, que está intentando lograr un acuerdo en torno a las pensiones, pero con partidos que no quieren tomar decisiones difíciles, las posibilidades de un acuerdo son bajas.
¿Habría que priorizar al máximo?
En este gobierno lo único que le queda pendiente es arreglar algunos condoros de los últimos tres años. La reforma tributaria sigue siendo muy difícil de aplicar y hay un frente abierto descomunal en materia de financiamiento universitario por razones puramente ideológicas, donde se están tomando malas decisiones.
¿Qué le ha parecido Ricardo Lagos?
Fue buen Presidente en los 90, porque supo mantener a raya a un conjunto de partidos que buscan cargos y conveniencias. Pero hoy lo vemos en todo lo contrario: rogándoles a los partidos su apoyo. Lagos se convirtió en el abanderado de Quintana y Girardi, con quienes tuvo conflictos en su gobierno anterior. Como en los 90, busca el apoyo de los caudillos y después se plantea ante la ciudadanía. Eso está haciendo Lagos y por eso le ha ido mal.
¿Cree que repunte?
No tengo la menor idea. Pero es evidente que la manera de hacer política de hace dos décadas hoy no captura la atención de la gente.
¿Qué le parece la opción de Guillier?
Guillier dice que le están haciendo la guerra y, aunque creo que las metáforas bélicas no son buenas, simpatizo con su reclamo: la Nueva Mayoría quiere sacarlo por secretaría y esa decisión es de los votantes, no de las cúpulas partidistas.
¿Le gusta su alternativa?
El estilo de Guillier ha sido más bien el caudillismo sagaz. Y es legítimo que los votantes se pregunten ¿qué proyectos, qué ideas, qué prioridades enfatizaría Guillier? Hasta el momento, la respuesta de Guillier es solo silencio.
La DC aún no se compromete a participar en las primarias de la Nueva Mayoría. ¿Deberían tomar un camino propio?
El problema es que cuando las cámaras se apagan el grueso de los parlamentarios DC dicen: 'Jamás iremos solos, porque el cálculo matemático nos hace atractivo ir en piño con la coalición'. Por eso es tan importante que surja gente valiente como Mariana Aylwin, que dice en público y sin pelos en la lengua lo que otros dicen en privado. Me saco el sombrero ante la valentía de Mariana.
¿Cómo ve la cosa en Chile Vamos? ¿Cree que el caso Bancard pueda complicar a Piñera más de la cuenta?
Le complica que Chile percibe que Sebastián Piñera siempre ha trabajado para Sebastián Piñera. Y lo que esto refleja es un descuido obsceno, tomando en cuenta los estándares que hoy se aplican, especialmente en un tema tan delicado como las relaciones internaciones de Chile.
¿Qué descuidó Piñera?
Si lo que él dice es efectivo, Piñera jamás le dijo a la gente que administraba su plata algo de mínimo sentido común: 'Eviten una inversión que entre en conflicto con Chile'. Un dirigente de derecha dijo la otra vez que Piñera tomará la decisión de ser candidato a última hora, sacando la cuenta de lo que le conviene a él y no a la coalición: ese es el Piñera que nos tiene acostumbrados.
Pero algunas personas como la senadora Lily Pérez, parte de Amplitud y de la coalición Sentido Futuro, a la que pertenece Ciudadanos, ha mostrado sus simpatías con Piñera.
He conversado con Lily Pérez varias veces, estamos trabajando en la plantilla parlamentaria y no tengo ningún atisbo de duda respecto de su compromiso con un proyecto nuevo y de centro. Y en eso estamos trabajando. Nosotros vamos a competir en 2017 en todo y con candidatos nuevos, pero no nos convertiremos en un debate de rostros sin ideas.