El ex ministro y ex candidato presidencial Andrés Velasco analiza la situación de seguridad pública tras el bombazo registrado en el Metro Escuela Militar y hace un llamado a no politizar el debate respecto del mejoramiento de las leyes de inteligencia del país.
Tras el bombazo en la Estación Escuela Militar, ¿cómo evalúa la reacción y gestión del gobierno?
El gobierno ha reaccionado bien. Primero, asignándoles a los hechos la gravedad que tienen. Esto es un acto terrorista, un acto cobarde y que ha traído de vuelta el miedo a Chile. Es una situación gravísima y no corresponde para nada minimizarlo.
¿Cree que hoy hay miedo?
No me cabe ninguna duda que un hecho tan traumático, tan grave y doloroso deja secuelas. Y la mejor manera de ir superando esas secuelas es reformar las instituciones para que la gente vuelva pronto a confiar en ellas.
¿Era esperable que se produjera un bombazo de esta envergadura, considerando episodios anteriores que se habían registrado?
El terrorismo es irracional y, por lo tanto, en una sociedad que funciona bien nunca debe ser esperable. Lamentablemente, lo que falló en Chile fueron las instituciones. Tenemos serias deficiencias en la labor de inteligencia. Nuestras policías están preparadas para investigar los sucesos que ya han ocurrido, pero tienen tremendas carencias a la hora de prevenir sucesos que aún están por ocurrir.
¿Cree que hoy la centroizquierda tiene complejos a la hora de abordar estos temas?
Quizás haya sido así en el pasado, pero creo que el sentir popular en este caso, y la preocupación de los ciudadanos se va manifestar con mucha fuerza: la gente no quiere vivir en un clima de inseguridad, el terrorismo es condenado, y las personas quieren volver a confiar en sus instituciones. Ahora, en esto hay muchas responsabilidades.
¿Como cuáles?
Una tiene que ver con la incapacidad que tuvo el Ministerio Público de no lograr una condena en el caso bombas y hay evidencia de que parte del problema fueron las presiones del Ministerio del Interior durante el gobierno de Sebastián Piñera, que exigía resultados exprés y, por lo tanto, parte de la labor que enfrenta este gobierno y cualquier futuro gobierno es restablecer las confianzas en esos procesos.
Hay sectores del oficialismo que dicen que fue un error acusar montajes por el caso bombas, porque ayudó a deslegitimar la investigación.
El diputado Matías Walker dijo que había sido un grave error y yo comparto 100% esa postura. Es bien evidente que Chile tiene un problema, cuya manifestación más aterradora fue la bomba puesta en el Metro Escuela Militar y frente a eso no caben hipótesis de conspiración, sino que cabe la lucha unitaria y compartida contra el terrorismo. No hay ni debe haber espacio para otra cosa.
¿Cree que la centroizquierda debe dejar atrás los complejos respecto de este tema?
Aquí no cabe ninguna preocupación sino garantizar la seguridad de las personas. Pero creo que sería lamentable que el debate se politice, creo que lo último que necesitamos hoy es empezar a descargar responsabilidades, y la derecha va a decir que es culpa de la izquierda, y la izquierda que es culpa del legado de la derecha, cuando al final las víctimas del terrorismo no tienen color político.
Respecto de la idea de implementar agentes encubiertos en la ANI, ¿cuál es su postura?
Partamos por lo primero, que es fortalecer la Agencia Nacional de Inteligencia. Que la ANI tenga agentes encubiertos, a mí no me parece descartable, entendiendo que no se trata eso sí de tener tres instituciones ejerciendo la misma labor, sino que hay que partir delimitando las competencias de las dos policías.
¿Cree que estos deben ser agentes independientes a las policías? Hay sectores que lo cuestionan tras la experiencia de la Dina o CNI.
En Chile ocurrieron hechos terribles, crueles y condenables en las décadas de los 70 y los 80. La realidad hoy es muy distinta, entre otras cosas porque vivimos en democracia. Es un testimonio a la debilidad y división de nuestra política que hace una década al menos que se habla de poner al día la Ley Antiterrorista y no se ha hecho. Hace años que se habla de fortalecer la Agencia Nacional de Inteligencia y no se ha hecho. Y ahí han primado los prejuicios y ha primado la política con calculadora y no el interés general, y las consecuencias las estamos viendo ahora.
Durante la campaña de Bachelet se criticó mucho la Ley Antiterrorista. ¿Fue esto un error?
La Ley Antiterrorista tiene orígenes en la dictadura que ciertamente son preocupantes. Y por eso que lo clave no es seguir en el debate sobre los orígenes de la ley, que son conocidos y condenables, sino que darle causa. Eso significa tener una ley contra el terrorismo, aprobada en democracia, con garantías de defensa de los derechos, pero al mismo tiempo con tremenda efectividad. Aquí lo único que puede primar es la unidad de criterios y trabajo compartido para que la gente pueda ir en el Metro, en la micro, en el auto, sin temor.