Poco menos de un mes lleva Andrés Zaldívar como presidente de la Comisión de Hacienda del Senado. La ley de casinos, las cooperativas y el fortalecimiento del Servicio de Impuestos Internos (SII) son las iniciativas que por estos días lo han mantenido ocupado. Sin embargo, el ex ministro de Hacienda de Eduardo Frei Montalva ya se prepara para la batería de iniciativas que se aproximan. Entre ellas, la reforma laboral.
El Banco Central (BC) presentó recientemente su informe de política monetaria ¿Qué fue lo que más le inquietó del escenario descrito?
Me preocupa la inversión privada, que corresponde al 80% de la inversión en este país. Se requiere que se motive, que se deshagan los mitos, los fantasmas.
¿Fantasmas en torno a qué?
Hay todo un debate que no tiene consistencia y que se transforma en un fantasma más que una realidad en torno a las reformas. Por eso, ojalá que se despejen rápidamente. Espero que el gobierno tome las medidas necesarias para que las reformas que están pendientes sean claras y se transmitan con mucha transparencia a la opinión pública, para no mantener fantasmas y mitos.
¿Entonces para reactivar la inversión es necesario que el gobierno despeje pronto lo que hará, por ejemplo, en materia constitucional?
Eso es más de largo tiempo. La gente hoy está más pendiente de lo que pasa con la reforma laboral, o de lo que estamos haciendo en materia de derechos de agua y otros temas. La reforma constitucional es importante, pero no está hoy en la primera línea de preocupación.
¿Revisó el proyecto laboral? ¿le gusta?
Sí. En general sí.
¿Y en particular?
Tiene algunas cosas que habrá que precisar, corregir.
¿Podría dar algún ejemplo?
Pueden ser detalles mayores, pero los siete temas comprometidos por el gobierno tienen que cumplirse.
¿Qué correcciones cree que se deben hacer?
No me gustaría entrar en detalles. Prefiero hacerlo cuando el proyecto entre al Senado. La Comisión de Trabajo de la Cámara ya está haciendo su trabajo y espero que nos despache un buen proyecto.
¿Y que no sea necesario hacer tantos cambios en el Senado, como ocurrió con la tributaria?
Espero que no, pero si hay que hacer algún cambio, lo haremos.
¿Cree que sería favorable replicar un acuerdo con la oposición?
Siempre he sido partidario de que las leyes salgan con el mayor respaldo posible. Nunca me he contentado solo con la mayoría. Creo que al país le hacen bien los acuerdos. No soy de los que creen que porque uno tiene un voto más puede imponer lo que quiere.
¿No cree que esta reforma puede ser más ideológica, dificultando la posibilidad de acuerdos?
Si el día de mañana hay que hacer una reforma constitucional no voy a aplicar el 50% +1, porque creo que lo lógico es que la Carta Fundamental tenga un consenso que refleje a la sociedad. En la laboral, puede haber diferencias, pero el mundo entero tiene mucho ya recorrido que el país puede adoptar. Chile está atrasado en materia laboral. No hicimos una reforma en su tiempo porque no existían las mayorías para lograrlo. Y en este caso por supuesto que si no se lograra la transversalidad, hay que aplicar las mayorías.
¿Pero, en primera instancia, considera que el gobierno debería intentar un acuerdo?
En las democracias los acuerdos y las más amplias mayorías son mejores que las mayorías circunstanciales.
¿Qué le parece la titularidad sindical?
Es un tema que puede ser discutido. Pero personalmente creo que está en la línea correcta de lo que ha planteado el gobierno.
¿Comparte la petición que han realizado parlamentarios oficialistas de avanzar en la negociación por rama?
Hay que cumplir el compromiso que se tomó. Salvo que haya que hacer correcciones que sean de cierta lógica. Si no, se podría ir a muchas cosas. No hay que dejarse presionar ni por unos ni por otros.
¿Cuándo podría salir a la reforma laboral del Congreso?
Podría estar despachada antes del 21 de mayo de la Cámara, pasar al Senado y salir del Congreso antes de septiembre. Soy partidario de despacharla con prontitud, pero con seriedad. Sin que se introduzcan elementos nuevos.
Como ex ministro de Hacienda, ¿qué le recomendaría al ministro Arenas?
Todos los ministros de Hacienda, en un escenario como este, están siempre presionados por las soluciones fáciles, o que creen que pueden ser fáciles. Va a ser muy presionado por la calle. El ministro tiene que ser siempre muy frío, aunque por supuesto que no es el papel más querido.
¿Lo está logrando?
Creo que está haciéndolo. El ministro Arenas tiene que poner paños fríos y dar respuesta de acuerdo con la capacidad del país. No dejarse presionar por populismos ni por motivos facilistas. Y muchas veces las operaciones hay que hacerlas aunque sean un poco dolorosas.
SVS COLEGIADA
¿Qué consecuencias a nivel sistémico podría tener el caso Penta-SQM?
Tiene influencia normalmente, porque en un ambiente en que es todo muy criticado, hace muchas veces que se pierda el ritmo y la gente empiece a preocuparse más de la contingencia, más que de lo que el país requiere. Eso puede inmovilizar o retrasar decisiones. Lo importante es despejar eso con cierta rapidez para dedicarnos a las cosas de trascendencia.
¿Cómo se reaccionará a nivel regulatorio?
Este mes el gobierno debería enviar al Congreso un proyecto sobre gobiernos corporativos de la Superintendencia de Valores y Seguros. Esa va a ser una pieza importante en el cuadro que tenemos.
¿Cuál será la clave del proyecto?
Uno de los méritos de Chile es que ha implementado un buen sistema regulatorio, sobre todo en el ámbito financiero. Chile después de la crisis que tuvo en 1982-83, aprendió mucho. Sobre los actos que se deben corregir, creo que hay que buscar la fórmula de que esos órganos sean colegiados.
¿Se refiere a la Superintendencia?
Sí, que los órganos de regulación no sean unipersonales. Que las decisiones no dependan de una sola persona, sino que de un grupo. Esa es la tendencia en el mundo y creo que hacia allá hay que avanzar.
¿Cómo ha visto el manejo económico?
Se ha hecho bien dentro de un proceso de cambio que siempre trae ciertas turbulencias. Lo importante es que cuando pase el proceso de cambios, el país esté bien asentado. La gracia es sostener una economía ordenada sin dejarse atraer por el populismo.