Luego de ganar su primer Roland Garros, en junio último, parecía que el dominio de Novak Djokovic era incontrarrestable. En ese momento, casi duplicaba el puntaje de Andy Murray, con una ventaja de 8.035 unidades.
Pero, a propia confesión del número uno del mundo, haber ganado en París no le ayudó para el futuro. "Desde mi victoria en Roland Garros no me sentí bien emocionalmente, ni en entrenamientos ni en partidos oficiales. Probablemente porque se me exige romper marcas históricas", comentó hace unos días.
Ayer, en rueda de prensa en el Masters 1000 de Shanghai, el serbio profundizó esta idea: "Los últimos tres meses fueron arriba y abajo, un poco con oscilaciones, pero en general no encontré ese tipo de satisfacción en la cancha, que es la razón y la fuente de mi motivación para jugar al tenis... Así es que eso es mi prioridad ahora, para volver a esa alegría interior y realmente sentirme feliz por estar en la cancha".
Y, precisamente, el que mejor ha aprovechado este bajón es Murray, quien el domingo, en Beijing, sumó su quinto título del año y el número 40 de su carrera. Además, redujo en 1.000 puntos su diferencia con Nole, ya que ahora los separa una brecha de 3.695 puntos, la que podría reducirse en las próximas semanas, pues el líder de la clasificación planetaria debe defender 3.300 unidades, mientras que el británico tendrá que revalidar sólo 1.160.
En esa lucha, el número dos necesitará cumplir muy buenas actuaciones y esperar que Djokovic pierda en las primeras rondas si pretende arrebatarle el máximo sitial del tenis mundial. No obstante, el primer semestre del próximo año también aparece como un período tentador para dar el salto, ya que el de Belgrado defiende los títulos de Doha, del Abierto de Australia y Roland Garros; y de los Masters 1000 de Indian Wells, Miami y Madrid.
Murray sabe que está en el mejor momento de su carrera, el que coincide con el regreso de Ivan Lendl, quien ha sabido perfeccionar su talento.
El ex número uno del mundo retomó la dirección técnica en junio y sumó a su staff al australiano Tony Roche, quien entrenó a Lendl en su época de mayor gloria. Con el oceánico, Murray mejoró en el ataque y la volea, armas que esta semana pondrá a prueba en China, donde esperar seguir acercándose a Djokovic.