La relación entre Nicolás Anelka y Raymond Domenech fue la que desató la vergonzosa crisis que vivió Francia en el último Mundial. Los insultos del delantero al técnico provocaron su salida del plantel en plena Copa del Mundo, lo que dio pie a una huelga de un día de sus compañeros en Sudáfrica.
Despúes, la federación aplicó varias sanciones y ayer, fue el turno para una pequeña venganza de los jugadores, partiendo por Anelka, quien dedicó a los dirigentes galos sus goles por el Chelsea.
El atacante recibió un castigo de 18 meses por parte de la federación, y ha declarado que no volverá a la selección cuando termine esa sanción.
Ayer, Anelka anotó dos goles en el triunfo del Chelsea ante el Zilina, por 4-1, por la Liga de Campeones. Y el primero lo celebró de una manera especial: simuló estar esposado, tras lo cual llegó su compañero Florent Malouda (actual capitán de Francia) para liberarlo.
"Fue para la Federación francesa, por lo que ocurrió en el Mundial. Eso ya pasó y ahora estoy concentrado en el Chelsea", reconoció el jugador.