Angela Ambrogetti es experta en temas vaticanos de la agencia italiana Korazym, que tiene su foco sobre temas de Iglesia Católica y cultura cristiana. Inició su carrera hace más de 25 años en Radio Vaticana y realiza frecuentes análisis sobre temas vaticanos para medios europeos.
Usted acompañó los viajes apostólicos de los últimos tres pontífices. ¿Cómo ha cambiado la diplomacia de la Santa Sede?
La diplomacia soterrada que lleva a cabo cada día la Secretaría de Estado, suerte de Ministerio de Relaciones Exteriores del Vaticano, sigue igual de intensa. Lo que se percibe prioritariamente es la actitud del Pontífice, que por supuesto cambia conforme cambia la persona que personifica la institución. El Papa Francisco es distinto de sus predecesores porque más que a través del acto diplomático opera a través del gesto impresionante, de efecto seguro. El día de oración para Siria, la invocación conjunta con Simon Peres y Mahmoud Abbas son iniciativas que le salieron del corazón, sin reflexión, sin preparación previa alguna y sin consultar al secretario de Estado. Es su manera de ser, improvisadora, pero nada ingenua. La nueva diplomacia es una diplomacia de la espontaneidad.
¿Como era la de antes?
Juan Pablo II realizaba un acto y detrás estaba alertado el cuerpo diplomático que sustanciaba sus gestos. Por ejemplo, todas sus primeras veces funcionaron de esta forma. La primera vez de un Papa en una mezquita, en una sinagoga, el Muro de los Lamentos, son todos eventos que brindaron a la historia grandes imágenes, fotografías que retenemos aún hoy y que tuvieron un efecto rompedor en los ambientes diplomáticos. Sin embargo, estaban preparadas y luego seguidas por la labor de grandes secretarios de Estado, como Casaroli y Sodano.
Benedicto XVI eligió una estrategia menos política, con un perfil internacional más bajo, más pastoral, con un secretario que ni siquiera era diplomático profesional. El Papa Francisco es el paso sucesivo, de practicar en la política exterior su visión pastoral: la cultura del encuentro centra ambos aspectos del pontificado. Es su manera de ser: "Nos reunimos a medio camino, tomamos un mate y algo bueno va a ocurrir".
¿Qué frutos dará la nueva diplomacia? ¿Qué espera después de esta reunión con Abbas y Peres?
No mucho. Los frutos no son inmediatos. Sin duda, inmediato es el efecto en la opinión pública y en sacudir las conciencias de todos los seres humanos. Pero no sé si las conciencias de los israelíes y palestinos están preparadas para, de hecho, actuar por la paz de las personas del mundo. La jornada para la paz en Siria tuvo gran eco, pero el que bloqueó la guerra finalmente fue (el Presidente de Rusia) Vladimir Putin.