Ubicado en la costa del Océano Atlántico y al sur de Africa, Angola es el segundo mayor productor de petróleo del continente. Parte de eso se ve reflejado en su capital, Luanda, donde los escaparates de las tiendas muestran caros diamantes y donde la distribuidora de Porsche no da abasto con la demanda de autos de lujo.
Sin embargo, Angola, ex colonia portuguesa, es un país de grandes contrastes. El país africano presenta la tasa de mortalidad de menores de cinco años más elevada del mundo. Esto quiere decir que uno de seis niños mueren antes de esta edad.
En Angola se registran 167 muertes de niños menores de cinco años por cada mil nacidos. En Chile, mueren ocho de cada mil.
Así, los niños angoleños tienen 84 veces más probabilidades de morir antes de cumplir cinco años que los niños que nacen en Luxemburgo. El país europeo cuenta con la tasa más baja de mortalidad infantil del mundo, donde hay sólo dos muertes por cada mil, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud.
Parte de esta tragedia se debe a las desigualdades existentes en el país africano. Mientras la economía local crece anualmente a más de un 7% por los ingresos del petróleo, el 38% de los habitantes de Angola aún viven en la pobreza. Esto afecta directamente al sistema sanitario del país.
En Angola, sólo el 60% de la población tiene acceso a la salud y el 42% tiene agua potable.
También el 29,2% de los niños presentan un retraso en su crecimiento y el 15,6% tiene un peso insuficiente para su edad.
"La muerte es normal"
"La muerte en este país es normal", le dijo Bimjimba Norberto, un médico que maneja una clínica en un barrio en las afueras de la capital, Luanda, al columnista de The New York Times, Nicholas Kristoff.
En una columna publicada ayer, el columnista norteamericano denunció que bajo el mandato del Presidente José Eduardo dos Santos, quien ha gobernado el país por 35 años, el dinero sólo llega a un selecto grupo de elite, dejando a los niños en una situación especialmente vulnerable.
Según la Unicef, las principales causas de muerte en menores de cinco años son la malaria, la diarrea, las infecciones respiratorias y los problemas neonatales junto con el peso inferior al normal en el momento de nacer.
Y la situación actual no parece tener un buen pronóstico.
Con la caída de los precios del petróleo, el gobierno propuso recortes en un tercio en el presupuesto de salud de este año.
Los sectores de salud y educación se benefician de menos del 10%. Después de Angola, Sierra Leona tiene el segundo puesto con una tasa de mortalidad infantil que en 2013 fue de 161 muertes por cada mil nacimientos.