Si bien las expectativas eran altas, el resultado fue de todas formas una sorpresa: Buscando a Dory, de los estudios Pixar, se convirtió en el mejor estreno de una película animada en la historia de Estados Unidos, rompiendo récords de taquilla en sus primeros tres días de exhibición en Norteamérica, al recaudar US$ 136,2 millones en su fin de semana de debut. Además, la secuela de la recordada Buscando a Nemo (2003) también presenta números abultados en Chile. En dos semanas ha llevado a más de 600 mil personas a las salas de cine locales. Y aún no comienzan las vacaciones de invierno.
"La gente realmente quería volver a pasar tiempo con esos personajes", explica Angus MacLane, codirector de la película, a La Tercera. Si bien este es su primer proyecto ocupando ese cargo, MacLane es todo un veterano de Pixar: ha sido animador en prácticamente todos los largometrajes de la compañía, desde Bichos hasta Toy story 3. Y, por supuesto, trabajó en Buscando a Nemo. "Muchos que hoy son adultos vieron esa película cuando más jóvenes y querían reencontrarse con este mundo submarino", explica sobre el éxito de la misma.
Cuando la gente escucha la palabra Pixar, espera un estándar de calidad muy alto. ¿Cómo se lidia con esa presión?
Creo que por más presión externa que haya, nunca será tan fuerte como la presión interna que sentimos. Tenemos el mejor equipo de perfeccionistas y todos quieren siempre hacer el mejor filme humanamente posible. Para mí, el secreto para no ser consumido por la presión fue concentrarme no en hacer una secuela, sino una película que funcionara y fuera exitosa por sí sola. Y por los resultados, no podríamos estar más felices. Nos emociona que la gente haya logrado conectar con la historia.
¿Cuál fue el personaje más difícil de animar?
Hank, el pulpo, fue definitivamente el más complicado. Es un animal invertebrado, pero de todas formas teníamos que tratar de darle algún tipo de rigidez. Lo complejo era también hacer que su cuerpo cambiara constantemente y animar sus siete tentáculos (al personaje le falta uno) que siempre están moviéndose. Su boca también está escondida, entonces muchas de sus emociones había que transmitirlas con los ojos. Por suerte, contamos con un equipo de animadores y diseñadores muy experimentados, y lograron dar vida a Hank.
Parece haber un mensaje en la película, sobre como personas con discapacidades también pueden superarse por sí solas. ¿Tenían eso en mente al minuto de crear la historia?
Sí, por supuesto. Desde la concepción de la película, teníamos claro que esta se iba a tratar sobre Dory. Andrew (Stanton, el otro director de la cinta y también de Buscando a Nemo) volvió a ver la cinta anterior hace algunos años, cuando la reestrenaron en 3D, y la vio de una forma que no había podido antes: como un miembro del público. Y le entró una duda: qué es lo que le pasaría a Dory después de esa historia, si podría llegar a estar bien. Entonces la idea surgió de esa pregunta: ¿Podrá Dory alguna vez estar bien? ¿Existe alguna forma de mostrar un crecimiento de ella como personaje? No se trata de arreglar su problema de memoria, sino de encontrar maneras de que logre ser independiente y competente por sí misma. Es finalmente sobre como una persona puede aprender a controlar sus discapacidades y surgir a pesar de ellas.
Usted ha trabajado en Pixar casi desde el comienzo. ¿Cómo ha vivido el proceso de laborar para un estudio así por tanto tiempo?
Creo que es algo de estar en el lugar correcto y en el momento adecuado. Siempre tuve la suerte de trabajar con excelentes animadores y actores de voz. He podido participar en la mayoría de las películas y en varios cortos. Pixar es un lugar ideal para intentar cosas nuevas y aprender cómo ser un mejor relator de historias de forma visual. Estoy muy agradecido de poder ser exitoso en mi trabajo, porque siempre fue con la ayuda de grandes artistas. A veces la gente no toma el peso a que detrás de estas historias con las que conectan tanto hay cientos y cientos de personas, que tuvieron que hacer las cosas una y otra vez.