Siria no retiró sus tropas de áreas residenciales y los ciudadanos que se reúnen con monitores de la ONU pueden ser intimidados o asesinados, dijo un vocero del enviado internacional Kofi Annan, desacreditando afirmaciones de Damasco de que cumplió con el plan de paz.

"Imágenes de satélite y reportes creíbles muestran que eso (la retirada de tropas) no ha sucedido plenamente", expresó Ahmad Fawzi a la televisión de las Naciones Unidas.

"Esto es inaceptable y el enviado especial conjunto Kofi Annan le manifestará esto hoy al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas cuando se dirija a él a puertas cerradas", aseveró el vocero.

También dijo que Annan se referirá a los desafíos que enfrenta el pequeño grupo de monitores de paz de las Naciones Unidas, incluyendo reportes de que los combates se reinician apenas abandonan localidades luego de sus visitas.

Estas declaraciones son la última señal de que el cese del fuego que comenzó a regir el 12 de abril está tambaleando, con el riesgo de que Siria pueda verse envuelta en una prolongada guerra civil.

Entretanto, una bomba estalló este martes en la capital siria, Damasco, en un vehículo civil todoterreno del Ejército. El conductor resultó herido de gravedad tras detonar el explosivo en la central plaza de Al Mardye, según indicó un médico en el hospital.

Tres personas resultaron heridas en la explosión en el barrio de Al Mardye, donde están las oficinas de seguridad del gobierno y el centro cultural iraní, según contaron residentes.

El gobierno acusó del ataque a "terroristas armados", un término que emplea para referirse a rebeldes que combaten para derrocar al presidente Bashar Assad. Los activistas, por su parte, dijeron que los agentes perpetraron el ataque para desacreditar a los rebeldes y a la oposición.

El Observatorio de Derechos Humanos de Siria con base en el Reino Unido dijo que tres oficiales del Ejército murieron en otra área de Damasco, sin brindar mayores detalles.

Es que la presencia de unos pocos observadores de la ONU en Siria no ha impedido la muerte de ciudadanos ni las detenciones por parte del gobierno, informaron hoy fuentes de la oposición.

Activistas denunciaron que este martes murieron a manos del gobierno unas 20 personas, principalmente en la central provincia de Homs, que se convirtió en un símbolo de la rebelión contra Assad. Entre los muertos se cuentan dos mujeres de la localidad de Al Qusair, dos ancianas de 70 y 102 años que fueron degolladas.

Los reportes señalaron que más de 60 personas fueron ultimadas el lunes por las tropas del régimen.

Hasta ahora sólo hay ocho observadores en Siria, de los que dos están asentados de forma permanente en el bastión rebelde de Homs. El resto visitó hoy la provincia de Idlib, los alrededores de Damasco y la provincia de Alepo.

Por la noche se esperaba la llegada de otros tres observadores no armados y en los próximos días el número ascenderá a 30, según un portavoz de la ONU en la capital siria. De momento no está claro cuándo se alcanzará la cifra definitiva de 250 a 300 observadores.

Por su parte, el Programa de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) anunció en Ginebra que aumentará las próximas semanas los envíos de comida para que lleguen al medio millón de personas en Siria. Actualmente son para unas 100.000 personas.