La comunidad internacional es responsable de que el conflicto sirio amenace con extenderse a la región, que haya dado un nuevo espacio para que los terroristas actúen y que se esté agudizando la batalla sectaria en el país, acusó hoy el enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe, Kofi Annan.
 
"La amenaza de una extensión regional, un nuevo frente para el terrorismo internacional, el espectro de caer en un conflicto sectario y todo ello en una de las regiones más conflictivas del mundo. Esta es una situación que todos hemos permitido que se diese", dijo Annan a los ministros del Grupo de Acción de Siria que hoy están reunidos en Ginebra.

"Nadie tendría que tener dudas de los extremos peligros que implica el conflicto: para Siria, para la región y para el mundo", advirtió el enviado especial, asumiendo la responsabilidad colectiva. "No deberíamos haber llegado a esta situación".

Para intentar encontrar una salida pacífica al conflicto en Siria, hoy están reunidos en Ginebra los ministros de Exteriores de Francia, Reino Unido, Estados Unidos, China, Rusia, Turquía, Irak, Catar, Kuwait, además de los secretarios generales de la ONU y la Liga Árabe y la Alta Representante de Exteriores de la Unión Europea.

Lo intentaron en vano sus subalternos, que el viernes estuvieron largas horas negociando sin alcanzar ningún acuerdo, dado las posturas opuestas de los occidentales y árabes por un lado, y China y Rusia del otro, que rechazan cualquier solución impuesta de forma exterior y no consensuada con el régimen de Bashar Assad.

Annan reconoció estas diferencias, pero alentó a los reunidos a superarlas en aras a encontrar una solución que beneficie a todos.

"Unidos pueden ayudar a crear las condiciones que permitirían a los sirios crear su propia solución política. Pero si están divididos, las posibilidades de este resultado disminuyen", agregó el ex secretario general de la ONU.

Annan asumió una vez más que su plan de paz de seis puntos nunca fue implementado, dado que su principal premisa, el alto el fuego, no fue respetado desde el primer día de su supuesta entrada en vigor, el pasado 12 de abril. Pese a ello, solicitó apoyo para intentar llevarlo a cabo, abogando por la creación de un proceso político a través de la formación de un gobierno de transición.


"Esto requiere un diálogo nacional, un proceso de revisión constitucional sujeto a aprobación popular y elecciones justas y libres", sugirió Annan, quien no dudó en pedir que el acuerdo incluya "consecuencias en caso de no cumplimiento".

El régimen de Assad ya anunció que no aceptará soluciones impuestas desde el exterior y la oposición adelantó que no formará gobierno con miembros de un Ejecutivo que tiene "las manos manchadas de sangre".

En una carta abierta publicada previamente en el diario ginebrino "Le Temps", Annan acusó a las potencias de "haberse encerrado en un diálogo de sordos que no hace más que atizar el incendio. Intencionadamente o no, han alentado al gobierno y a una parte de la oposición a considerar que la fuerza era la única opción posible". Conscientes de ello, las potencias tuvieron una serie de encuentros bilaterales antes de comenzar la reunión plenaria, que según la agencia EFE prosigue sin avances públicos.