Anne Applebaum es una destacada historiadora y periodista estadounidense y actual columnista del diario The Washington Post. Su trabajo se ha concentrado principalmente en el estudio sobre el comunismo, la sociedad civil en el Este y centro de Europa. Sus estudios universitarios los realizó en la Universidad de Yale y luego obtuvo un máster en Relaciones Internacionales en London School of Economics. Como corresponsal para la revista The Economist y el diario británico The Independent en Varsovia en 1988, cubrió los eventos que antecedieron el colapso de la Unión Soviética. Fue así que en 1994, publicó su primer libro, Between East and West (Entre Este y Oeste), que trata sobre el auge del nacionalismo en las repúblicas soviéticas. Por esta publicación obtuvo el Premio Adolph Bentinck. Y en 2003 lanzó Gulag: A History, un detallado retrato sobre el sistema de campos de concentración que le valió el Premio Pulitzer en 2004 en la categoría no ficción. El libro ha sido traducido en 25 idiomas.
Su esposo es Radosław Sikorski, ex ministro de Exteriores y de Defensa de Polonia, quien jugó un rol importante en resolver la crisis conocida como la Maidan en Ucrania, en 2014. Además ha abogado por sanciones contra Rusia.
Applebaum, por su parte, también ha sido crítica sobre el Presidente ruso, Vladimir Putin. De hecho, fue una de las primeras periodistas estadounidense que escribió sobre los lazos de Rusia con el Presidente norteamericano, Donald Trump. En conversación con La Tercera desde Londres, la historiadora analiza los alcances de la revolución rusa a casi 100 años de que se llevara a cabo.
Se acerca el aniversario de la Revolución de Octubre de 1917, ¿cuál es el debate que existe en Rusia sobre este tema?
Es un tema muy delicado. Porque, por un lado, la revolución rusa fue tan disruptiva para Rusia, se asesinó a tantas personas no sólo en la hambruna, sino en otras formas también. Es difícil mirarla de alguna forma que no sea una tragedia terrible, desde el punto de vista ruso. Aunque, por otro lado, gracias a la revolución se creó el Partido Comunista, el KGB. Esas fueron las instituciones que remecieron el pensamiento de los rusos, ellos son reticentes a reconocer que eran instituciones criminales. Ellos se deben sentir muy ambivalentes sobre esto, no creo que sea claro cómo lo conmemorarán.
En perspectiva, ¿cuáles fueron los detonantes de la Revolución Rusa?
La Revolución de Febrero tuvo que ver con cambios de largo plazo, como la falta de comida, las inequidades, sumado a un cambio económico. También estaba el Zar y la guerra. Nicolás II, que estaba desconectado de su propio país, se resistió a cambiar la forma en que el país funcionaba, como por ejemplo podría haber tenido un Parlamento. Tampoco pudo evitar que su país entrara a la Primera Guerra Mundial (1914-1918), aunque las personas ni siquiera sabían por qué luchaban. El conflicto provocó además hambruna. También hubo una campaña en la prensa, porque se publicaban historias absurdas sobre los zares, muchos rumores.
En su último libro Red Famine menciona que Josef Stalin tenía una animosidad contra Ucrania, ¿A qué se debe? ¿Cómo se puede asemejar esto a la actitud de Rusia respecto de Ucrania especialmente en 2014, cuando anexó Crimea?
La animosidad contra Ucrania comenzó durante la Guerra Civil (1918-1921), cuando Ucrania era un problema específico para los bolcheviques. El movimiento nacional ucraniano y los ucranianos a nivel general resistieron a los bolcheviques. Y no una vez, sino que en dos oportunidades los expulsaron del país. En la segunda ocasión, en Ucrania estalló un gran caos. Stalin tenía un juicio muy fuerte sobre que Ucrania era un punto débil. Los ucranianos estaban a favor de los soviets (asambleas de obreros, soldados y campesinos, que fueron clave para la Revolución de Octubre de 1917). El movimiento nacionalista ucraniano había hecho un pacto con los polacos, entonces Stalin quería eliminar la posibilidad de una Ucrania independiente o soberana. Stalin creo que vio el movimiento nacionalista ucraniano y las ideas nacionalistas ucranianas como una amenaza ideológica para el stalinismo también, tenían valores distintos. Los ucranianos eran más cercanos a Europa, los escritores e intelectuales ucranianos eran parte de Europa. Inicialmente tenían la idea de que Ucrania iba a ser una democracia, un Estado independiente. Entonces buscó eliminar toda clase de obstáculos hacia el poder en toda la Unión Soviética y el movimiento nacionalista ucraniano era uno importante. También vio a los agricultores ucranianos como un problema específico, ellos eran relativamente adinerados, tenían sus propiedades, tierras. Se resistieron a la colectivización, se resistieron a que les quitaran sus tierras, lo hicieron de manera muy fuerte e incluso violenta. Vio a los agricultores como otro posible obstáculo para el poder soviético en Ucrania. Entonces, los agricultores y el movimiento nacionalista fueron blancos que él tenía que atacar en 1933, exacerbando la hambruna en Ucrania y el movimiento nacional, al arrestar y encarcelar a los agricultores y a los líderes del movimiento. Al hacer una reflexión con el presente, la situación no es exactamente la misma, pero es verdad -sin embargo- que (el Presidente ruso, Vladimir) Putin ve a Ucrania como un obstáculo político e ideológico. Nuevamente, están las diferencias de Ucrania con Rusia, su cercanía con Europa, para el movimiento de la Maidan (2013-2014) en Kiev se veía a jóvenes ucranianos ondeando banderas europeas, pidiendo democracia, cantando eslóganes contra la corrupción. Esto fue muy perturbador en 2014 para Putin, porque ese es exactamente el tipo de movimiento que tiene miedo que ocurra en Rusia. No quiere ese tipo de sentimiento en Moscú. Así que hasta cierto punto creo que trató de aplastar a Ucrania y socavarla, porque una Ucrania exitosa, europea y democrática podría poner la interrogante a muchos rusos: si los ucranianos pueden hacerlo, si pueden tener esa clase de gobierno, ¿por qué nosotros no? ¿Por qué nosotros tenemos que ser una oligarquía corrupta y Ucrania no? El paralelo en estos casos es que Stalin y Putin ven a Ucrania no como un poder político, sino como una amenaza ideológica. Ellos ven a Ucrania, los distintos ánimos en el país, las diferentes políticas, como algo que los puede socavar a ellos y su régimen.
¿Cree que Stalin vio esta política de la hambruna -no sólo en Ucrania, sino que en otras partes- como un éxito?
Es complicado, creo que hay que tener en cuenta que además de la hambruna en general, también hubo una hambruna soviética, que fue probablemente la peor catástrofe que supervisó. Por eso sintió que había que encubrirla posteriormente, trató de evitar que alguien alguna vez hablara sobre eso. Sin embargo, en términos de reprimir a Ucrania y deshacerse de los problemas ucranianos, sí fue un éxito. Porque de cierta forma él usó la hambruna, que fue una catástrofe, para llevar a cabo su política en Ucrania y sí se deshizo del problema nacionalista ucraniano por muchas décadas, de hecho no volvió a surgir hasta en los 80.
¿Ha existido un debate sobre estos hechos en Rusia para ver qué se hizo mal? ¿Cómo han lidiado los rusos con su pasado?
Los rusos saben muy poco de esta parte de su historia. La mayoría de los rusos e incluso muchos historiadores sobre Rusia que no han estudiado los archivos dirán que no hubo una hambruna en Ucrania, hubo una hambruna causada por el caos, de manera accidental y no organizada. Cuando uno lee los archivos, las decisiones que se tomaron en 1932, cuando uno lee los registros de cómo funcionó la represión en Ucrania es muy claro que esa explicación no es suficiente y no cubre todo lo que ocurrió en Ucrania. Así que la mayoría de los rusos no conocen la historia en absoluto. En los 80 hubo muchas discusiones sobre los gulags (campos de trabajo) y de otros crímenes de Stalin, aunque eso ya no se discute, o si se hace es muy raro. Se discute mucho en Ucrania y es una parte importante del debate nacionalista ucraniano.
En la Rusia actual, ¿cuál es el rol que tiene la oposición? ¿Es más bien un movimiento aislado o tiene alguna relevancia?
Ha habido grandes manifestaciones en Rusia como las ocurridas en 2011 y 2012. Recientemente también, incluso en Moscú. La diferencia real, por ejemplo, con Ucrania, no está en lo que las personas piensan, sino que en la fuerza del Estado y las instituciones policiales. Estas dos son muy débiles en Ucrania y muy fuertes en Rusia.