La última novela de Annie Proulx (1935), El bosque infinito, es un relato tan amplio en su rango espacial y temporal -desde el siglo XVII al año 2013, desde Norteamérica hasta la China- como en los asuntos que aborda: los árboles y las empresas madereras, el cambio climático y la deforestación mundial. Podría ser su obra más ambiciosa. "Supongo que sí, aunque es una manera algo extraña de pensar en la propia producción literaria", señala Proulx desde su casa en Washington.
Pasados los ochenta años de edad, la trayectoria literaria de Proulx es bastante inusual, considerando que su primera novela apareció en 1992, cuando ella se acercaba a los sesenta (tenía 53 al debutar con su primera colección de cuentos en 1988). Su segunda novela, la brillante Atando cabos (1993), ganó el Pulitzer, el National Book Award y fue llevada al cine. También premiado y llevado al cine es el más famoso de sus cuentos, Brokeback Mountain, la historia de dos hombres, pero que va más allá: son dos vaqueros de Wyoming que se conocen, enamoran y mantienen su complicada relación por años, mientras se casan y tienen hijos. En el año 2005, Ang Lee transformó este relato en la cinta homónima con Heath Ledger y Jake Gyllenhaal que obtuvo tres premios Oscar.
Su más reciente novela, separada de la anterior por casi 15 años, El bosque infinito, es también la historia de dos hombres, pero que va más allá. Todo comienza con dos franceses sin dinero que llegan en 1693 a los bosques de la Nueva Francia (ahora Estados Unidos y Canadá). Se convierten en leñadores para un terrateniente; son algo así como esclavos blancos por un período tras el cual tendrían libertad y medios para vivir. Uno es decente y trabajador: se queda y se casa con una indígena local; el otro es astuto y ambicioso: escapa y se convierte en comerciante, y luego funda una empresa maderera. Los desplazamientos y asentamientos de las descendencias de cada uno por varias generaciones constituyen la novela. Pero tal vez no es una historia de hombres la que se cuenta, sino la de un lugar: el bosque.
El sentido del lugar, especialmente la experiencia de la naturaleza, ha sido una constante en los libros de Proulx y también en su vida, como demuestra su memoria Bird Cloud (2011), sobre aprender a vivir y construir una casa en un rancho de Wyoming al que llamó Bird Cloud (porque la primera vez que lo vio había una nube en forma de pájaro). Ahora, sin embargo, vive en una casa en Washington, sola. Se mudó hace un par de años, tras vender su rancho. En Bird Cloud, Proulx se reconoce mandona, impaciente, reclusivamente tímida, mal genio y obsesiva.
¿Alguna otra virtud que agregar?
También tengo compasión por la gente, me interesa su historia social y la de su formación, soy generosa y comparto mis bienes terrenales, soy una buena cocinera, una conductora competente después de años de caminos difíciles en las Montañas Rocallosas, ávida de la información histórica, soy una investigadora meticulosa.
Llegó tardíamente al mundo literario. ¿Por qué?
Estaba ocupada viviendo. Escribir estaba lejos de mi mente. Me consideraba una lectora, no una escritora.
El mundo natural y el ambiente rural son temas habituales de sus libros. ¿Son significativos en su vida?
Han sido muy importantes. Tuve una infancia placentera al crecer en una familia que amaba el aire libre y el mundo natural. Una de mis hermanas y yo todavía disfrutamos del excursionismo y la observación de las aves, de examinar los cambios de estación en la naturaleza, ya sea en el bosque de Nueva Inglaterra o el medio marino ribereño de la costa oeste de América del Norte.
¿Cuán importante fue la investigación para El bosque infinito?
La mayor parte de los años de investigación fueron para cimentar la exactitud histórica. Fue extremadamente importante e indispensable.
En la novela, cada generación piensa en las expoliaciones anteriores del hombre contra la naturaleza. ¿Se siente pesimista sobre el futuro?
Me he sentido más pesimista sobre el futuro del mundo natural últimamente. Aunque hay muchas buenas personas tratando de conservar y restaurar los lugares dañados, también hay muchas deseosas de usar bosques, aguas, suelos, tierras, ríos y criaturas para ganar dinero y hacer fortunas personales.
¿Cree que, como sugiere un epígrafe el libro, el cristianismo está en la raíz de la actual crisis ecológica?
Sí, lo creo. El epígrafe está allí para que los lectores consideren eso y tal vez para leer el ensayo de Lynn White Jr., del que fue tomado.
¿Qué le parece más interesante: capturar la sicología de un personaje o el sentido de un lugar?
El lugar. Porque si aprendes la historia de un lugar, desde la geología hasta la lluvia más reciente, tienes una comprensión básica de los problemas y de las ventajas de las personas que viven allí. De manera que se podría decir que el carácter local proviene de la geografía y el tiempo.