Luego de la nefasta doble fecha eliminatoria de la Selección, los jugadores de la Roja volvieron a sus clubes. Uno de ellos es Claudio Bravo, quien pugna por ganarse un lugar en el Manchester City. Ayer vio minutos con los Citizens en la victoria 5-0 sobre el Liverpool, producto de un infortunio del golero titular, Ederson Moraes. El brasileño recibió una patada en la cara del senegalés Sadio Mané, sobre el final del primer tiempo. Fue atendido durante casi 10 minutos y retirado en camilla y con oxígeno. Ante esto, Bravo salió de la banca. El chileno tuvo una jornada tranquila, en donde incluso no recibió remates al arco. Tuvo un cien por ciento de efectividad de pases (12 correctos).
Luego de la victoria, afirmó que está tranquilo por la competencia que tiene en el arco con Ederson, el segundo arquero más caro de la historia: "Todos los que estamos aquí tenemos total disposición y una mentalidad competitiva para seguir aportando".
El camino del capitán de Chile por el fútbol inglés ha transitado por diferentes estados, desde la expectativa por su arribo hasta la decepción por su rendimiento. Así como una montaña rusa, arriba y abajo. El primer año de Bravo en la Premier League se puede explicar de diferentes maneras, no obstante el análisis general habla de complejidad.
El 10 de septiembre del 2016, hace exactamente un año, Bravo salió a la cancha por primera vez con el cuarto club de su carrera. Nada menos que en Old Trafford, la casa del Manchester United. Un debut difícil, con todos los ojos puestos en el dueño de la 1 del City. Ganaron 1-2, aunque su actuación fue reprobada. Un error suyo provocó un gol de Ibrahimovic.
La siempre ácida prensa inglesa fue poniendo su mirada en el ex Barcelona, con una especial fijación si cometía un yerro. Comenzó la temporada 2016-2017 en la estelaridad, relegando a Willy Caballero, situación que sería inversa con el tiempo. El problema es que no pudo repetir las actuaciones que lo erigieron como figura en España, ganando el Trofeo Zamora. En el City ha disputado 31 partidos, recibiendo 34 tantos.
Su titularidad en la campaña anterior llegó hasta el 21 de enero, tras el 2-2 con el Tottenham, prolongando una mala racha de recibir goles en cada disparo que iba a su portería. Fueron seis de manera consecutiva: cuatro del Everton y dos de los Spurs. Ahí llegó el quiebre. Sumó minutos sólo en la Copa FA, hasta que en abril retomó el puesto en la liga. Pero las desgracias no se terminaban, salpicando también a la Roja.
El 27 de abril se lesionó en el clásico ante el United: desgarro de un centímetro en el gemelo izquierdo. Alarmas en Pinto Durán, porque se venía la Copa Confederaciones. Llegó a Rusia. Lo esperaron hasta el final. Recién se estrenó en la tercera jornada, ante Australia. Pero las sonrisas se multiplicaron en la semifinal con Portugal, atajando tres penales en la definición ante los lusos. Fue elegido el mejor portero de la competencia.
El desafío era volver al City y competir. Con la partida de Caballero, Guardiola se fijó en Ederson para reforzar su vilipendiada portería. El brasileño y el chileno son las cartas de Pep. Este miércoles debutan en la Champions, visitando al Feyenoord. ¿Quién jugará?