El Ironman 70.3 de Pucón es, a todas luces, una carrera complicada. Aunque carga con el apodo de ser la carrera "más linda de todas", su belleza también se condice con lo exigente de su circuito. Los 1.900 metros de natación, 90 kilómetros de trote y 21 de trote la hacen una carrera exigente, pero lo que en verdad complica llegar a terminarla no es su distancia, sino su nivel técnico. Martín Ulloa (22) y Felipe Barraza (25), un novato y un experimentado del team Triatlón UC, analizan para La Tercera cómo enfrentar la competencia, sus niveles de exigencia, dónde dosificar y dónde acelerar para poder terminar la prueba con los brazos en alto y no fracasar en el intento.
Natación
Ulloa mira las aguas del lago Villarica y pareciera que las conoce de memoria. Toda su familia está ligada a este deporte y él desde niño que competía en los Kids Challenge que antecedían la prueba que correrá mañana.
La temperatura del agua el día de la carrera, dice, serán de al menos 10° C. A las siete de la mañana el frío puede atemorizar, pero es mejor lanzarse de una vez para superar los casi dos kilómetros de natación.
Este año la primera etapa estará dividida justo en la mitad por un tramo de 80 metros en los que se deberá correr -"es por un tema de marketing, aunque se hace en muchas partes", dice Ulloa- por lo que la dificultad comienza desde el principio.
Martín, que estudia hasta el más mínimo factor que pueda influir en el resultado final, está atento a detalles que un corredor normal puede pasar por alto. Por ejemplo, el hecho de que al nadar, la sangre irriga mucho más a los brazos que al resto del cuerpo, por lo que entrar y salir del agua puede causar desorientación, mareos o fatigarte en demasía.
Por eso, aconseja que "durante los últimos metros, al llegar a la playa, hay que patear mucho más, porque así la sangre se va también a los pies".
Otro factor es el hecho de los golpes durante esta etapa. Este año, Pucón superó todos sus registros y logró inscribir a más de 2.000 competidores, por lo que la salida de los age group (como se llama a los atletas que no son de elite), será complicada.
Allí los golpes son muchos. Puñetazos , patadas, manotazos… De todo se registra en este período, pro Martín llama a la calma: "Es algo normal, muchos se cruzan y contra ellos sólo debes seguir a tu ritmo y golpearlos un poco hasta que se den cuenta que se están metiendo en tu camino. Es lo que tiene este deporte, son mañas, como también las tiene el fútbol, por ejemplo".
El circuito tiene forma de M, y muchos tardan en él cerca de media hora. Lo ideal es realizarlo calmado, recordando siempre que es aquí donde recién comienza todo.
Ciclismo
Este año la estación de transición desde el agua hacia el ciclismo se redujo en 250 metros. Esto para evitar extensas filas que recorrer antes de pedalear y así hacer más expedita la salida de los triatletas.
También se incorporaron bolsos en los que dejar los implementos, los gorros, lentes y traje de agua. La idea es que todo resulte más ordenado. "Es primera vez que se hace esto. En otros países es común, pero no sé como resultará esta vez… Esperemos que bien", reflexiona Ulloa.
Ya iniciado el circuito, el camino a tomar es en dirección al Camino Internacional. Allí, la ruta parece plana, pero es en realidad un falso plano que desgasta mucho si no se hace con cuidado. "La idea es partir tranquilo y llegar a una velocidad más rápida ya adentrado en la etapa".
Kilómetro 10. Ahí aparece el falso plano más considerable y también el primero. Ulloa lo explica claro: "Aquí cuesta continuar la cadencia. No vas subiendo, pero tampoco es plano, entonces debes tratar de pasarlo de la mejor forma". Son 4 kilómetros de ida hasta en esta etapa.
El viento es un factor que influye mucho en esta etapa. Los corredores profesionales llegan a alcanzar hasta 70 kilómetros por hora, por lo que cualquier brisa fuerte puede frenar e incluso botar a uno de los deportistas. "Está también la regla de que debes estar a no menos de 12 kilómetros de distancia del corredor que te sigue, porque si no se entiende que estás aprovechándote que él corta el viento y eso es penalizado, y si quieres adelantar tienes un minuto y medio para hacerlo", explica.
El kilómetro 16 presenta curvas muy técnicas, que determinarán en sí los tintes que tiene esta etapa. Los corredores de elite terminan de pedalear en dos horas y 25 minutos en promedio, aunque los amateur pueden fácilmente superar las 3.
"Es importante tener los cambios de las velocidades de la bicicleta regulados. Esto te puede perjudicar en varios minutos, muchos en realidad, por lo que ir al mecánico antes de la prueba sí que es necesario", explica Martín.
El recorrido, desde los 45 minutos en adelante es similarmente inverso y es quizás mucho más complicado debido a los grandes ascensos durante los últimos 20 kilómetros, por eso "hay que guardar piernas sí o sí para el final", explica el triatleta UC.
Pedestrismo
La última etapa es quizás la más difícil de todas. En ella se determina todo, en sus últimos cinco kilómetros. El año pasado, Felipe Barraza sufrió en carne propia cómo perdió la plata por no saber controlar los ritmos de exigencia en esta prueba, por ello ahora es una voz más que autorizada para analizar el último tramo de la prueba.
Los 21 kilómetros de trote del Ironman 70.3 de Pucón consisten en tres vueltas de siete kilómetros, divididos en tres kilómetros planos y cuatro kilómetros durísimos que se viven en el ascenso a la Península. Pipo conoce al dedillo cada rincón de ese ascenso, que por cada ronda acumula 270 metros en subida.
"Es muy come piernas. Son tres subidas grandes, cada una más difícil que otra. No hay riesgo de caerte si llueve ese día, no es resbaloso pero sí muy duro. Cuando vuelves y bajas yo trato de ir muy rápido, pero eso también te obliga a frenar. Los gemelos y los cuádriceps son los musculos que más se fatigan", asegura el favorito de la elite chilena.
El desafío del Ironman se puede tomar de muchas formas, dicen ambos. Lo importante, concuerdan, es que el sacrificio terminé en la meta. Cualquier error de cálculo puede terminar en deserción.