Se parecen, es indudable. Pero Claudia di Girólamo (1956) y Antonio Campos (1985) no solo comparten sangre, rasgos y oficio, ahora además trabajan juntos en un proyecto que está a punto de ver la luz del Mori Bellavista. El próximo jueves se estrenará ahí El mar en la muralla, primer montaje que tiene a Campos dirigiendo a su madre.
El elenco es sólido. Junto a Di Girólamo estará en escena Sergio Hernández. Ambos interpretarán a un matrimonio maduro, sin hijos, sin sueños, sin pasión. El, un oficinista a punto de jubilar. Ella, una dueña de casa cuyo horizonte no llega mucho más lejos que los estrechos límites de su departamento. Uno pequeñito, con vista única a un muro donde se cuelgan anuncios publicitarios y donde un buen día aparecerá el que les cambiará la vida. Entonces soñarán con vacaciones y así con la posibilidad de revivir el amor y los deseos que alguna vez tuvieron.
"Ellos siempre fueron la ensoñación directa de esta obra, la primera opción de elenco. Yo quería jugar con ellos en el escenario", dice Campos. Y en el caso de su madre, cuenta que "tenía mucha curiosidad por ver cómo trabajaba, ahondar un poco en ese trabajo que admiro mucho y meterme en su cabeza. Además con una obra así de complicada, llena de sublecturas y de aristas, ella me parecía idónea para sacarle el rollo al texto".
Esta obra es lo que vino después de la obsesión. El mar en la muralla es la segunda parte de Buenaventura, la trilogía que Luis Alberto Heiremans escribió en 1962. El año repetido, la primera parte, fue la obra que Campos no pudo sacarse de la cabeza por años y con la que debutó como director el 2012. "Me sorprendió. Su dirección fue súper inteligente y audaz. Profunda y riesgosa al respetar el texto y la forma", dice Di Girólamo sobre ese montaje. Y es el resultado de ese trabajo, además del texto, lo que la convenció de participar en esta segunda parte cuando Campos junto a su compañía Teatro Gerónimo decidieron hacer la trilogía completa.
Los ensayos de El mar en la muralla partieron en abril. Sin aprensiones de trabajar juntos, dicen los dos. "Porque entendemos el oficio desde el mismo punto de vista", cuenta Campos. A partir de juegos con la poesía de Jorge Teillier, el grupo fue buscando el tono y las claves para presentar el texto de Heiremans, que se mantiene casi íntegro. "El proceso fue muy interesante. Me sorprendió. Yo normalmente parto por taladrar el texto, investigar mucho. Tener un acercamiento más racional para entrar en la parte emocional. Pero Antonio propuso este juego de experimentación con Teillier que nos dio la capacidad de decir estos textos de tanta poesía", dice Di Girólamo.
Aunque llegaba con queques a los ensayos, la actriz aclara que "no estaba en el plano de madre, sino en el de actriz solamente. El oficio genera un distanciamiento inmediato". Y si bien esta es la primera vez que Campos dirige a su madre, ambos ya habían trabajado juntos cuando actuaron en Roberto Zucco el 2006.