1999. Un trío de cineastas amateurs se interna en un bosque de Maryland para realizar un documental, pero uno a uno desaparecen mientras las imágenes van registrando el misterio. Todo lo que queda es la cámara, la que es encontrada un año después y cuyo metraje es convertido en una escalofriante película de terror real.
Con esta premisa, El misterio de la bruja de Blair remeció la taquilla de EEUU e instaló una forma de hacer cine y marketing que luego se transformó en una vertiente habitual (desde la serie Lost a Cloverfield), donde jugaron a instalar la ficción como un hecho real para generar un clima espeluznante en el espectador. Estrenada en el festival de Sundance de ese año, la cinta causó sensación y los medios estadounidenses rápidamente cayeron en el misterio de los "infortunados" cineastas. Además, crearon el subgénero de las películas de falso aspecto amateur que sería la gran mina de oro para centenares de cineastas jóvenes sin talento.
Han pasado 10 años desde que Daniel Myrick y Eduardo Sánchez lograron 140 millones de dólares con un presupuesto de apenas 60.000, y la fiebre por las películas de corte amateur se instaló.
Y si bien una secuela sin demasiado éxito se realizó el 2000, ahora -en plena fiebre de remakes, secuelas y precuelas-, se acaba de anunciar la tercera parte de la cinta. Tanto Myrick como Sánchez anunciaron que planean una tercera entrega de la cinta ya que ellos no tuvieron nada que ver con la segunda versión, que pasó desapercibida por la crítica y el público.
La película de la dupla comenzaría justo donde terminaba la original, pero como dijo Myrick habrán cambios radicales. "Creo que habrá algún elemento de video en ella, pero no estará rodada con una cámara en primera persona".