Señor director:
En su última Cuenta, la Presidenta dedicó un espacio destacado a la reforma a la educación superior, en particular a la gratuidad. Insistió en sus bondades y omitió las incertidumbres y el daño que ha generado a todo el sistema.Una frase de la Mandataria refleja la forma poco reflexiva de impulsar la gratuidad. Ella señala: "Esta es la nueva realidad de Chile, que debemos ampliar y consolidar". El sentido común, pero sobre todo la responsabilidad política, indican que primero hay que consolidar y luego ampliar, pues de lo contrario podríamos estar agradando un problema de suyo complejo.
Lo más grave es que la gratuidad no la financia solo el Estado, sino que obliga a que la cofinancien las instituciones que han adherido a ella, debido a la instauración de aranceles regulados que no corresponden a los gastos en que incurren las universidades. Este es un problema de diseño mayor, que el proyecto de ley que se discute actualmente en el Congreso no resuelve en el corto plazo.
Extender la gratuidad al 60% de los estudiantes más vulnerables, sin contar con un diseño que lo haga viable habla de la manera voluntariosa que el gobierno ha utilizado en este tema. Esperamos que los parlamentarios -a pesar de las presiones de un año electoral- antepongan ante cualquier otro interés el bien común, y comprendan que un sistema de educación superior mixto se construye potenciando la calidad de las instituciones y no destruyendo lo que tanto ha costado consolidar.
Cristián Nazer
Rector Universidad Finis Terrae