Apacible y seguro. De muy buen nivel. Esa es la imagen que proyecta el Hogar San José, de la congregación Santa Teresa Jornet, ubicado en Lo Barnechea, y que a partir de esta semana se convirtió en la nueva residencia del ex párroco de El Bosque, Fernando Karadima, quien llegó proveniente del Hogar Siervas de Jesús, en Providencia.
Según explicó el Arzobispado de Santiago, a través de un comunicado, "la medida, que se adoptó por razones internas, ha sido autorizada por la Congregación de la Doctrina de la Fe de la Santa Sede". Y añadió que se aplica "desde el martes 2 de mayo de 2017".
En el Hogar de las Siervas de Jesús, donde Karadima residió desde 2011, declinaron comentar las razones de su partida. El testimonio de su paso eran varios rayados alusivos al ex párroco que hasta ayer se podían ver en su muralla de ingreso.
El cuestionado presbítero de El Bosque había llegado hasta ese lugar luego de que en febrero de 2011 el Vaticano, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo considerara culpable de abuso de menores y de autoridad, y le impusiera, como sanción, el nulo contacto pastoral y el retirarse "a una vida de oración y de penitencia".
Respecto de la investigación penal, conducida por la ministra Jéssica González, Karadima fue sobreseído ese mismo año, porque los delitos se encontraban prescritos.
Ahora, el nuevo hogar del sacerdote de Santiago es un lugar privado y especializado en personas de la tercera edad. Desde la calle se aprecian amplios jardines, con varios árboles, asientos y una pileta. Es un recinto grande, con rejas en sus puertas y ventanas. En su interior tiene salas comunes, donde los residentes pueden ver televisión. También hay una capilla, donde se celebran misas los sábados y domingos. Se trata de un hogar al que cualquier persona puede postular. Su costo varía entre $ 150 mil y $ 600 mil mensuales.
Años atrás, este mismo lugar también recibió a José Andrés Aguirre, el "cura Tato", quien fue condenado por abuso de menores y falleció en 2013.
Reacciones
Sobre el traslado de Karadima, Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de los abusos del ex sacerdote, indicó que "la Iglesia trata a estas personas con guante blanco y los pone en las mejores residencias. Los protege, lo que es una lástima".
El sacerdote jesuita Felipe Berríos comentó que "creo que él (Karadima) ya no puede causar daño, es una persona muy anciana, pero más allá del lugar donde esté, las cuentas y todo eso, desgraciadamente, aunque en la Iglesia demos todas las explicaciones que se quiera, el daño en este tema está hecho y la gente no nos cree".
Berríos, quien actualmente vive en el campamento La Chimba, de Antofagasta, lamentó, además, "que después de tantos años tengamos que seguir pendientes de Karadima. Creo que eso nos distrae a los sacerdotes de nuestra verdadera misión, que es estar junto a la gente".
En el barrio del Hogar San José también hubo reacciones. Marcela Eyzaguirre, quien estaba visitando el lugar, dijo que "creo que está bien, como obra de caridad, que esté acá, cuidado por monjitas". Trinidad Montes, residente del sector, sostuvo que "él debería pagar sus culpas en otro lugar".
En relación a quién determinó el lugar de estadía y correrá con sus gastos, en el Arzobispado de Santiago se señaló que por el momento la única información disponible será el comunicado.
La última aparición púbica de Karadima se dio en 2015, cuando declaró en el juicio civil contra la Iglesia de Santiago.