Los planes del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, de establecer la flexibilización crediticia podrían resultar no tan fáciles de aplicar.

Al buscar destrabar la oferta de crédito dentro de la economía mediante la reanimación del mercado europeo de valores con garantía de activos, el titular del BCE podría tener un alcance sin precedente y hacer peligrar al funcionamiento del sistema financiero, resultando contraproducente, según estiman académicos, como el ex vicegobernador del Banco de Inglaterra, Paul Tucker.

A un poco más de una semana de la próxima reunión del BCE, donde se pronostica una reducción de las tasas de interés con el fin de impulsar la inflación, investigadores y funcionarios del banco central se reúnen en Sintra, Portugal, para analizar el pensamiento monetario actual.

Draghi, que ha apoyado medidas desde tasas negativas a inyecciones de liquidez y compras de activos a gran escala, dijo que la compra de paquetes de préstamos podría reducir el "lastre" de la economía de la zona.

Al respecto, el profesor de economía internacional de la Brandeis International Business School en Massachusetts, y ex asesor del Banco Internacional de Pagos, Stephen Cecchetti, sostuvo "me gustaría ver un ejemplo en algún lugar del mundo de alguien, que haya titulizado con éxito bonos de pequeñas y medianas empresas".

 
"No creo que sea fácil de hacer", agregó.


Riesgo compartido

El BCE busca formas de ayudar a compañías y familias a acceder al crédito con el propósito de impulsar los precios y sostener la gradual recuperación económica de la zona del euro.

Si bien el estudio de crédito del banco central indicó que se estabilizaron las condiciones para nuevos préstamos en el primer trimestre, el crédito a empresas y familias se contrae desde hace casi dos años.

Las autoridades que trabajan en un paquete de medidas para evitar que la inflación siga siendo excesivamente baja durante mucho tiempo han analizado la posibilidad de que el mercado de valores con garantía de activos –ABS por la sigla en inglés-constituya una forma de alentar a los bancos a prestar a compañías más pequeñas, que las entidades crediticias con aversión al riesgo suelen evitar.

El mercado comprende la agrupación de préstamos individuales, como hipotecas, crédito automotor o deuda de tarjetas de crédito, y su posterior venta a inversores. Esto, permitiría a los bancos compartir el riesgo de impago por parte de los deudores y por ende, los impulsaría a ofrecer más crédito.

"El mecanismo de transmisión monetaria tiene un 'sesgo sectorial'. Por ejemplo, prestar a pequeñas y medianas empresas está en desventaja en comparación con la deuda soberana", dijo Markus Brunnermeier, de la Universidad de Princeton, en un trabajo en el marco de la reunión.

"Lanzar un mercado de valores con garantía de activos planeado con prudencia y concentrado en préstamos a consumidores y pymes puede verse como una oportunidad de establecer un mercado europeo verdaderamente integrado", estimó.

El BCE se sumó el mes pasado al Banco de Inglaterra e instó a los organismos reguladores, entre ellos el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, a apoyar y promover el mercado de bonos con garantía de activos, así como a asegurar que las normas acordadas en los últimos años para proteger el sistema financiero no eliminen una forma de estimular el crédito.