Parecía una broma. El año pasado, el escritor chino Mo Yan ganaba el Premio Nobel de Literatura y los libreros se encogían de hombros. ¿Mo Yan, quién es? En la última década, el Nobel en el 2010 a Mario Vargas Llosa fue lo más cercano que se podía estar de una obra reconocible. J.M. Le Clézio (Nobel 2008), Herta Müller (2009) y Tranströmer (2011) eran nombres difíciles de pronunciar y sus libros imposibles de hallar. Tras ganarlo, sus obras comenzaron a editarse y, por lo menos, se comprobó que el Nobel tiene un efecto comercial: ayuda a vender a sus autores.
Pero más allá de esto es probable que el galardón mayor de la literatura mundial, entregado desde 1901 por la Academia Sueca, haya perdido cierta relevancia. Las críticas se repiten ante la elección del nuevo Nobel, que se anunciaría la próxima semana, según la costumbre de dar la noticia desde Estocolmo el segundo jueves de octubre.
El factor geopolítico es una de las críticas más frecuentes: Vargas Llosa obtuvo el premio 20 años después que el mexicano Octavio Paz. ¿Tendrán que pasar dos décadas más para premiar a otro autor latinoamericano? El componente ideológico es otro factor: El crítico Harold Bloom ha dicho que Philip Roth (1933), quien dejó de publicar tras escribir 31 libros, nunca lo recibirá, porque "es tan poco políticamente correcto y la Academia lo es tanto, que es francamente imposible". En 1993, Toni Morrison fue la última autora de EE.UU. en ser reconocida.
Mientras, las casas de apuestas, como la británica Ladbrokes, mantienen en el primer lugar al japonés Haruki Murakami (1949). Su lista de favoritos es larga y pocas veces falla en su terna, como ocurrió el año pasado con Mo Yan, quien figuraba segundo hasta el último día de ser elegido.
Este año, nuevamente la lista es liderada por Murakami. Para el diario The Guardian, el autor de Tokio blues está "entre los mayores novelistas de la actualidad". Le siguen en preferencias la estadounidense Joyce Carol Oates (1938) y luego, el novelista y dramaturgo húngaro Péter Nádas (1942).
Los que faltan
La mayor crítica a la Academia Sueca -conformada por 18 miembros vitalicios- es no haber distinguido a figuras claves de las letras, como Tolstoi, Proust, James Joyce, Kafka, Nabokov y Borges, entre otros. "Tolstoi fue descartado por pesimista", dijo Kjell Espmark, ex presidente del Comité Nobel, en su libro El Premio Nobel de Literatura (2008). "Si nunca se lo dieron a Borges, entonces no me importa mucho quien gane el Nobel", dice el autor norteamericano Francisco Goldman.
El escepticismo y el descontento hacia la Academia crece. Acá, una serie de escritores y críticos dan su opinión a La Tercera y nombran a su favorito. ¿Será el autor que llamen el próximo jueves desde Estocolmo?
El albanés Ismail Kadaré y el estadounidense Cormac McCarthy son las preferencias del autor salvadoreño Horacio Castellanos Moya. "Aunque muy distintos en su temática, los dos tienen una obra compleja, que descubre las intrincadas relaciones entre los hombres. Cualquiera de ellos dos lo tendría bien merecido", dice.
El crítico de The New Yorker, James Wood, también pone sus fichas en Kadaré. En sus libros más reconocidos, El general del ejército muerto y Noviembre de una capital, el autor refleja la época turbulenta que vivió la población albanesa durante la Segunda Guerra Mundial. "Me interesa por sus alegorías oscuras, graciosas, aterradoras y complejas sobre los efectos de deformación de la tiranía estatal sobre el individuo", dice Wood, quien destaca el título autobiográfico Crónica de piedra (1970), de Kadaré. "Es un bello retrato de la ciudad multireligiosa de su infancia", agrega.
Si el Nobel se dirimiera por esta encuesta, quienes reúnen más votos son Philip Roth y de Chile, el antipoeta Nicanor Parra. Sobre el autor de Pastoral americana y único escritor vivo cuya obra está siendo editada por The Library of America, el crítico español Ignacio Echevarría dice, "no les falta razón a quienes sugieren que no se lo darán nunca, por ocupar, en el tablero de la gran literatura, la misma casilla que su maestro Saul Bellow".
El crítico peruano Julio Ortega y el chileno Marcelo Soto optan por el autor de Poemas y antipoemas, igualmente se suma Echevarría. "Parra no sólo merece el Premio Nobel, sino que el Nobel se desmerece sin él", señala Ortega.
El único Nobel para Israel lo obtuvo Shmuel Yosef Agnón, en 1966. El eterno candidato israelí ha sido Amos Oz. "Su obra es un testimonio de la historia de la región y una indagación brillante sobre la condición humana", dice el colombiano Santiago Gamboa.
"Me parece que es hora de dárselo a una escritora canadiense", apunta Edmundo Paz Soldán, quien nombra a Alice Munro y Margaret Atwood. "De las dos, me decanto por Atwood, que aparte de su calidad estilística ha mostrado una variedad notable de registros, que van desde la literatura realista hasta la distopía post-apocalíptica".
En lengua francesa, Mauricio Electorat se queda con Patrick Modiano. "Ha construido un universo narrativo singular, basado en su infancia traumática como hijo de judíos. Sus ficciones se mueven en el claroscuro de la identidad fragmentada", dice sobre el autor de Trilogía de la ocupación.
Y Richard Ford sólo se remite a enviar un breve mensaje: "Quien gane el Nobel tendrá un día bueno. Para todos mis colegas, un día bueno es bastante raro".