No era un partido para 0-0. De hecho, con el poco suspenso que había por el 2-4 de la ida, Atlético de Madrid y Bayer Leverkusen jugaron bastante sueltos. Y transformaron a los arqueros en figuras.
Los alemanes se adueñaron de la posesión, y en el segundo tiempo merecieron algo más. Pero la gran actuación de Oblak, quien frustró goles a Brandt, Volland, Bailey, Bellarabi y Kampl impidió cualquier movimiento en el marcador. El meta colchonero, hace poco recuperado de una larga lesión, evidenció que es uno de los mejores del mundo en su puesto.
Leno no lo hizo mal, y en la primera mitad le amargó la noche a Correa y Koke. Pero el conjunto local, que apostó al contragolpe y a una formación con varios jugadores suplentes como Lucas, Thomas y el mismo Correa, se fue olvidando de atacar con el correr de los minutos y la ventaja del resultado. Aránguiz ingresó cuando ya no había nada que hacer.
El Atlético ya había hecho la tarea en Alemania. Y sigue metido entre los mejores de Europa.