El miércoles tuvo lugar en Berlín una recepción de la embajada chilena, con motivo del 18 de Septiembre. La residencia del embajador se llenó con personalidades de la vida política y cultural de Alemania. A la misma hora, en el mismo Berlín, sólo que en un recinto bastante más alejado de la sede diplomática, uno de los mejores embajadores que tiene Chile actualmente en el país tuvo que cumplir con sus obligaciones laborales, a pesar de andar "medio resfriado", según confesó al dejar el campo: Charles Aránguiz, el Príncipe, quien visitaba con su equipo, el Bayer Leverkusen, el estadio Olímpico del Hertha BSC.
Aránguiz jugó con soltura y estuvo sin duda alguna entre las figuras más llamativas del Leverkusen. Incluso en la derrota por 2-1 en campo de un cuadro berlinés que peleará, una vez más, por los puestos europeos, se le vio más suelto que la temporada pasado, cuando sufría por partida doble, según destacan fuentes de los "farmacéuticos". Uno, por la pésima marcha de la escuadra, que por poco no descendió a la Segunda División alemana, y porque le tocaba llenar los espacios que dejaba el centrocampista con el que solía formar pareja: Kevin Kampl, quien fue traspasado al RB Leipzig. Se le ve más protagonista, tanto que desde el club le piden que, a pesar de que la barrera del idioma sigue existiendo, tome la palabra en los entrenamientos y el vestuario. "Las jerarquías dentro del equipo se están reorganizando", dice una voz autorizada del Leverkusen, "y sus compañeros saben que Charlie es un jugador que tiene un peso específico muy grande".
Aránguiz niega que sea la cabecilla de este nuevo proyecto, donde Heiko Herrlich reemplazó a Tayfun Korkut. "No me siento líder. Somos un grupo", subraya. Admite, eso sí, que su papel dentro ha cambiado, para bien: "Por ahí me dan la libertad de ser yo y eso me hace sentir cómodo. Con el técnico anterior tuve un papel más defensivo".
Eso es una buena noticia no sólo para el Leverkusen, sino también para la Selección, necesitada de puntos como está en la fase de clasificación para el Mundial de Rusia. En los últimos días se habló del viaje de Juan Antonio Pizzi a Europa, para hablar con las principales figuras de la Roja.
El DT estuvo en varias ocasiones en Leverkusen y fue un apoyo cuando Aránguiz salía de la rotura del tendón de Aquiles. Ahora, al parecer, no tiene planificado presentarse en la ciudad de Renania del Norte-Westfalia. "No sé. No tengo idea", disparó Aránguiz al ser consultado si estaba al tanto de los planes de viaje del técnico. "No estoy muy al tanto de lo que dice la prensa", explica. Lo que tiene claro el volante es que palabras sobran, lo que cuentan son los números: "Ya se habló mucho de la situación de la Selección. Y la situación es que hoy estamos fuera (del Mundial) y cuando llegue su momento, obviamente, vamos a hablar y enfrentar el momento que nos toque".
Y como es de los que prefiere hablar en la cancha, no tiene claro qué tan necesario es que Pizzi se traslade al Viejo Continente. "Da igual. Creo que si él viene o no viene no te afecta en el rendimiento. Hace muy poco estuvimos con él. En Rusia estuvimos un mes encerrados con él. Va muy poco tiempo… Yo no le encuentro la razón. Si viene, bienvenido sea conversar con él, pero no afecta el rendimiento".
Lo que sí afecta el rendimiento es que cada uno de los seleccionados se meta en su equipo. Para llegar a octubre en forma. En el caso de Aránguiz, es el Leverkusen, que está entre los tres equipos de la Bundesliga que han recibido diez goles o más en las cinco primeras fechas.
"Son números que están ahí. Es para preocuparse que te marquen tantos goles", admite, aunque también ha notado un cambio con respecto a la temporada anterior: "Estamos comprometidos con la situación. No queremos pasar por lo mismo".
Aquello pasa, también, por vencer este domingo al Hamburgo, al que el Leverkusen ha vencido cinco veces seguidas en casa. La última victoria hamburguesa en Leverkusen fue en febrero de 2009. Eso, sin embargo, no garantiza nada, dice Aránguiz. Lo único garantizado es que "cada partido va a ser a muerte", y lo que vale para el Leverkusen, vale mucho más para la Selección.