Alex Turner, el cerebro de Arctic Monkeys -una de las bandas británicas más inquietas de la última década-, ha citado como influencia a Ike Turner, Dr. Dre, el dúo Outkast y la fallecida cantante R&B Aaliyah: antecedentes algo disonantes para un grupo que facturó su prestigio en la urgencia de las guitarras, en el culto al voltaje sin misericordia con los tímpanos sensibles y en esa imagen de pálidos veinteañeros enamorados del rock de viejo cuño.
Pero ayer, AM, su quinto álbum en siete años, ya estaba disponible en la web y las primeras críticas reseñaron en forma casi unánime: el cuarteto quitó el acelerador y -aunque sin perder el filo, la vehemencia y ese carácter fantasmagórico de sus inicios- ha editado su título más diverso, repartido entre piezas serenas, con evidente cuidado en las armonías vocales, llenas de quiebres melódicos y donde se palpa su interés por otras rutas.
"Esta vez no sonamos como cuatro muchachos tocando en un cuarto. Hoy somos mucho más que eso. Y nos ha salido algo único. Piensa un rato y dime si se te ocurre un disco de rock que se haya publicado en los últimos años que pueda compararse con el nuestro. No hay nada tan original como nosotros", ha desafiado Turner, agregando que su crecimiento artístico tiene raíces en su anterior entrega, Suck it and see (2011).
"Es un álbum muy emocionante, donde la riqueza de las inspiraciones lo transforman en una experiencia totalmente estimulante", describe la revista británica Clash, citando el evidente toque soul, cercano a la cadencia de figuras como Prince, de creaciones como No. 1 Party Anthem o Mad sounds, entre otras. La publicación estadounidense Under the Radar resalta el continuo uso de falsete por parte de Turner y asegura con cierto escepticismo: "Los Monkeys han hecho su trabajo más controlado y hábil en términos de producción. Que eso les guste a los viejos fans ya es otra cosa".
Pese a los giros, los jefes siguieron siendo los mismos. Los hombres de I bet you look good on the dance- floor volvieron a trabajar con su gran faro de los últimos años, Josh Homme, líder de Queens of the Stone Age (quien canta en One for the road y Knee socks), y con el productor James Ford, antiguo colaborador y parte de sus anteriores registros.
Todo se hizo en Los Angeles, donde Turner -obsesionado con el sello áspero del rock californiano- reside hace dos años. A tanto llegó el ímpetu por timbrar un estilo diferenciador, que el propio Homme definió lo nuevo de Arctic Monkeys de un modo revelador: "Es un álbum sexy, para la medianoche y para una pista de baile". La salida oficial del nuevo título es este lunes 9.