Argentina dijo el viernes que no puede cumplir con la sentencia judicial que obliga a pagar cientos de millones de dólares a los acreedores que la demandaron por su cesación de pagos de hace una década, lo que deja al país al borde de un nuevo default.
El juez de distrito en Nueva York Thomas Griesa bloqueó el mes pasado los pagos de deuda soberana argentina en el exterior hasta que el país compense con 1.300 millones de dólares más intereses a los inversores "holdouts" (fondos 'buitre') que tienen en sus carteras bonos incumplidos tras su masiva cesación de pagos en el 2002.
Pero el ministro de Economía, Axel Kicillof, dijo que el fallo de Griesa es "insólito e incumplible" porque puede generar a Argentina demandas por un monto de entre 120.000 y 400.000 millones de dólares por parte de acreedores que aceptaron reestructurar sus títulos en default a cambio de fuertes quitas.
"(Los holdouts) consiguieron ahora un fallo inédito (...) Díganme si eso no es una extorsión judicial", afirmó Kicillof en un discurso ante funcionarios financieros sudamericanos.
Kicillof reiteró que Argentina está dispuesta a negociar con los "holdouts", pero aclaró que debe ser en condiciones justas.
Hasta ahora no hubo avances en las reuniones que mantienen en Nueva York representantes de Argentina y de los acreedores. La delegación argentina abandonó el encuentro del viernes apenas poco más de una hora después de haber comenzado, lo que hizo aumentar los temores del mercado sobre el inminente default.
El Gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner tiene hasta el 30 de julio para evitar que el país caiga en su segunda cesación de pagos en 12 años, cuando expira el período de gracia de 30 días para cancelar los intereses de sus bonos Discount.
La falta de acuerdo presionaba el viernes los activos argentinos, que se han mantenido firmes pese al riesgo de un incumplimiento. Los bonos argentinos extra bursátiles cedían en promedio un 2,2 por ciento en Buenos Aires, liderados por el Discount en dólares con una baja del 3,9 por ciento.
El mediador judicial Daniel Pollack dijo a Reuters que los encuentros en Nueva York podrían retomarse el fin de semana.
Un nuevo default sería un duro golpe para la tercera mayor economía latinoamericana, que necesita recuperar la confianza de los inversores para salir de la recesión en la que se hundió por la alta inflación, una caída del consumo doméstico y el derrumbe de su producción industrial.