En América Latina suele ser más polémico cuando un presidente busca cambiar las reglas para seguir compitiendo por el poder, que cuando lo hacen los mandatarios regionales. A nivel nacional hay más repercusión, pese a que en las regiones hay decenas de autoridades provinciales que tratan de mantenerse en la jefatura de su estado.
Este domingo, en la provincia de Catamarca, se llevan a cabo los primeros comicios del año electoral en Argentina, entre un candidato del Kirchnerismo y uno de la oposición, lo que daría algunas señales sobre cómo será la pugna por llegar a la Casa Rosada, cuando se vote en octubre.
Pero un hecho que resalta en estas elecciones es que el contendor del opositor Frente Cívico, Eduardo Brizuela del Moral, es un ejemplo del ansia de reelegirse de muchos políticos en las regiones, no sólo argentinas sino de América Latina.
Brizuela del Moral tiene más de 20 años en el poder. Y ha dicho que quiere seguir gobernando "20 años más".
En Argentina, durante 2011, en 16 de las 22 provincias donde habrá elecciones (y se permite reelegirse) el gobernador buscará un nuevo período. Para algunos académicos el objetivo es tratar de seguir aspirando a mayores cosas.
"Todos los políticos quieren ir creciendo en su carrera, como sucede en cualquier otro ámbito. Pero cuando ven que su ascenso político se va retrasando suelen recurrir a estrategias de acumulación de poder, como por ejemplo quedarse en la provincia que gobiernan o tratando de reciclarse en otro cargo", señaló a BBC Mundo Diego Reynoso, coordinador del programa de Instituciones Políticas y Gobernabilidad Democrática, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en Buenos Aires.
CAMBIO DE REGLAS
"En América Latina no hay un nivel de continuidad como, por ejemplo, en Estados Unidos donde los legisladores pueden quedarse (al ser reelectos) 30 o 35 años en un escaño", asegura Reynoso.
"Pero, en la región, lo que sí se nota es una cierta tendencia a alterar ciertas reglas del juego para mantener ciertos espacios políticos".
Hace dos años en Venezuela se aprobó mediante un referendo popular la reelección indefinida en todos los cargos públicos. En Brasil, durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), se concertó una reforma constitucional para que los mandatarios locales pudiesen iniciar modificaciones en la normativa legal de sus respectivas regiones.
En Argentina, este año, también hay intentos de reformas profundas con la mira en mantener el puesto de gobierno.
En la provincia de San Juan el actual gobernador José Luis Gioja impulsa un referendo popular que le abra las puertas a competir por una tercera ocasión, lo que está prohibido en la constitución de esta región.
José Alperovich, actual titular de la provincia de Tucumán, también aspira a la permanencia, por tercera vez a través de una interpretación legal, lo cual está siendo sometido al escrutinio del tribunal supremo de dicha región.
"La reelección como tal no afecta a la calidad de la democracia. En Europa nadie dice que el sistema está en riesgo pese a que los gobernantes, en los sistemas parlamentarios, no tienen límites establecidos para la cantidad de veces que pueden postularse", advierte el académico, quien además ha trabajado como consultor en temas de gobernabilidad y análisis político para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
"Pero, lo que sí puede afectar a la democracia es cuando se reforman permanentemente las instituciones por consideraciones estratégicas coyunturales o de corto plazo", aseveró.
Es decir, por ansias de quedarse en el poder.
¿CONTAGIO?
La reelección ha sido un tema polémico y polarizador a nivel presidencial.
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez impulsó y ganó un referendo sobre el tema luego que una propuesta idéntica fuese derrotada poco antes en las urnas.
En Colombia, fue el poder judicial el que frenó las ansias del ex mandatario Álvaro Uribe de competir por un tercer período.
En Honduras, el debate de la reelección de Manuel Zelaya terminó en un golpe de Estado en el que los militares depusieron al entonces mandatario.
"No hay, sin embargo, un efecto contagio a nivel regional de gobernaciones tomando en cuenta lo sucedido en los últimos años", afirma Reynoso.
"Es sencillamente un patrón que se repite en América Latina cuando se acumula poder político", apuntó.