Un nuevo huracán político azota a Argentina después de que la presidenta del país, Cristina Fernández de Kirchner, cancelara su visita a China porque considera que no puede dejar a cargo del Ejecutivo a su vicepresidente Julio Cobos.
"El viaje me obliga a estar afuera un lapso demasiado grande. El vicepresidente no cumple el rol que le asigna la Constitución", explicó el martes la mandataria.
Según los medios locales, la decisión de Fernández tomó por sorpresa no sólo a la oposición sino al mismo Cobos quien no tardó en defenderse.
El vicepresidente declaró que en otras oportunidades en que ha tenido que sustituir a la presidenta "nunca" ha obstaculizado la gestión. "Por el contrario, traté de encontrar soluciones a problemas que no generé.
Fernández tenía planeado viajar al país asiático el 25 de enero. Una visita de una semana por la región que había despertado muchas expectativas pues se esperaba la firma de importantes acuerdos económicos.
Quizás por este motivo Cobos le pidió a la presidenta que "por el bien del país reconsidere su decisión y viaje a China".
"Este es un viaje muy importante que fue largamente planificado y acordado", agregó.
El analista de BBC Mundo, Marcelo Justo, explicó que las diferencias entre presidenta y vicepresidente comenzaron durante la disputa con el campo en 2008.
"El momento clave fue cuando Cobos, que ejerce la presidencia del senado en representación del Ejecutivo, desempató la votación de la Cámara a favor de la oposición y provocó la caída de la resolución 125 que elevaba los impuestos del sector agrario", señala Justo.
"Obstrucción y oposición"
Al respecto Cristina Fernández señaló esta semana que Cobos "no sólo se convirtió en el líder del partido de la oposición, sino que directamente obstruye y se opone a medidas que son resorte de la Presidencia".
Estas diferencias se profundizaron con la crisis en torno al Banco Central (BCRA) y el Fondo para el Desendeudamiento.
Cristina Fernández usó dos decretos para impulsar una cuenta abierta por el Ministerio de Hacienda y alimentada por fondos del BCRA destinada a cancelar los vencimientos de la deuda pública en 2010.
Sin embargo, Fernández dijo no estar satisfechas con según qué comentarios que su vicepresidente ha hecho respecto a su decisión de sustituir al presidente del Banco Central.
La mandataria explicó que si bien cualquier ciudadano tiene derecho a expresar sus diferencias con ella, no lo puede hacer "desde el lugar de la vicepresidencia, porque la Constitución le asigna un rol muy claro y contundente".
"Hay una manifiesta incompatibilidad en los roles constitucionales y las actitudes (de Cobos). No sólo como virtual jefe de un sector de la oposición, sino directamente a la decisión de la presidenta en cuanto a la remoción del titular del Banco Central".
El vicepresidente también se defendió de estas declaraciones, pues considera que no ha emitido comentarios que podrían contradecir la postura del Ejecutivo respecto al Banco Central.
"Mis únicas expresiones fueron que de haberse cumplido con lo que establece la Carta Orgánica, no era necesario un decreto de Necesidad de Urgencia", aclaró.
Estas nuevas desavenencias entre presidenta y vicepresidente al mando de Argentina estarían afectando las labores institucionales.
Según el analista de BBC Mundo "el oficialismo ha dicho que no quiere que Cobos sea un adalid de lo que llamaron una resolución 126 que trabe la estrategia gubernamental respecto al tema de la deuda".
"El problema es que estas diferencias generan mucho ruido institucional y, además, podrían afectar intereses estratégicos del estado como puede ser la relación con China, uno de los más importantes socios comerciales de Argentina", agregó Justo.
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