Boca Juniors recibirá a River Plate en una nueva edición del superclásico del fútbol argentino que tendrá una dosis de morbo, pues en caso de una derrota los "millonarios", estos pueden ingresar en zona de descenso.

Boca puede convertirse en verdugo de su clásico rival, que caerá a zona de promoción si el ascendido Olimpo le gana a Independiente como visitante en el duelo que cerrará la jornada del domingo por la decimocuarta fecha del Torneo Clausura.

La 188 edición del clásico, que marca supremacía "xeneize", con 68 triunfos contra 62 derrotas y 57 empates, sufrió cambios de último momento, pues el árbitro asignado, Héctor Baldassi, debió ser operado hoy de urgencia por una apendicitis.

Su lugar será ocupado por Patricio Loustau, que dirigirá así su primer superclásico en el que Boca intentará extender su racha positiva con cuatro partidos sin derrotas desde que cayera 2-0 de local ante Lanús en la novena fecha del certamen.

River, que venció por última vez a Boca como visitante en 2004 (1-0), marginó del plantel al volante Diego Bounanotte y tiene en duda al uruguayo Juan Manuel Díaz, afectado por un  cuadro febril.

El clásico tendrá el color de siempre, debido a que las  autoridades permitieron el ingreso de banderas y bombos inicialmente prohibidos, y será custodiado por unos 1.200  policías.