Histórico

Argentina tras la muerte de Néstor Kirchner

<font face="tahoma, arial, helvetica, sans-serif" size="3"><span style="font-size: 12px;">El sorpresivo deceso del político más importante de la década en el país vecino provoca conmoción y abre incertidumbres.</span></font>

ARGENTINA Y AMERICA Latina fueron sacudidas ayer por la noticia de la muerte del ex Presidente Néstor Kirchner. El inesperado deceso enluta a la nación y al gobierno transandino, abriendo al mismo tiempo una serie de interrogantes acerca de cómo se decantarán los acontecimientos a partir de ahora, ante la ausencia de quien se había convertido, sin lugar a dudas, en la figura política más influyente de Argentina en lo que va del presente siglo.

Tras el sorpresivo deceso, el país vecino se prepara ahora para despedir a Kirchner, en medio de la congoja de sus familiares y adeptos y, también, del reconocimiento que expresan incluso quienes fueron firmes detractores del ex mandatario. Desde toda la región fluyen los mensajes de solidaridad dirigidos a la Presidenta Cristina Fernández, la mujer con quien Kirchner formó una familia en la provincia de Santa Cruz y constituyó un poderoso tándem político que los llevó a ambos a la cúspide del poder en Argentina. A las exequias asistirán líderes y dignatarios provenientes de diversos países, entre ellos el Presidente de Chile. Además de su relevancia en la política interna, Kirchner había asumido hace unos meses como secretario general de Unasur.

Kirchner llegó a la Casa Rosada en 2003, luego de un período de profunda inestabilidad política y económica. Su estilo decidido y la recuperación de las cifras de crecimiento le hicieron popular, aunque su modo confrontacional generó también polarización. En 2007 patrocinó la campaña de su esposa, quien ganó la Presidencia. Kirchner se convirtió así en el principal socio y consejero político de la actual mandataria, controlando, a la vez, desde su rol como presidente del Partido Justicialista, una sólida maquinaria política. Tuvo un papel clave en la manera en que el gobierno enfrentó en 2008 la disputa con los exportadores agrícolas y, también, en la radicalización del enfrentamiento con los medios de prensa. En 2009, pese a resultar electo diputado, Kirchner vio cómo la oposición se alzaba con la victoria en las elecciones legislativas. La derrota confirmó el distanciamiento entre el kirchnerismo y una parte importante de la sociedad argentina, debido a su manera personalista y autoritaria de ejercer el poder. En lugar de buscar acuerdos, Kirchner radicalizó su postura, acentuando la polarización.

Su muerte supone un vacío enorme para la gestión de su esposa, quien -una vez superado el paréntesis que ha provocado el deceso- deberá encontrar la forma de asentar un liderazgo propio en condiciones muy difíciles, quizás buscando una reelección el año próximo. El diseño elaborado por los Kirchner incluía la repostulación presidencial en 2011 del ex mandatario, pero su deceso abre también un nuevo panorama para esos comicios.

Acostumbrada a vivir en los últimos años bajo el controvertido estilo de Néstor Kirchner, es esperable que en Argentina, a partir de ahora, se genere un nuevo ambiente político. El desafío inmediato es para la Presidenta Fernández y su gobierno, pero, en el más largo plazo, corresponde a la sociedad transandina generar liderazgos para abrir otra etapa y afianzarse en una búsqueda del equilibrio político y el desarrollo económico que hasta ahora le han sido esquivos.

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