Ariel Sharon ex soldado, político veterano y fundador del partido israelí centroderechista Kadima cumple hoy cuatro años en un coma profundo.
Sharon sufrió una hemorragia cerebral el 4 de enero de 2006, tras abandonar el partido del ultraderecha Likud -que hoy dirige su entonces mayor oponente en esa colectividad, el primer ministro Benjamín Netanyahu- para crear Kadima.
Militar implacable, el jefe del gobierno israelí entre 2001 y 2006 permanece en coma en el hospital de Tel Hashomer, cerca de Tel Aviv, donde fue trasladado cincos meses después de la hemorragia y tras ser sometido a ocho intervenciones en el Hospital Hadassa de Ein Karem, cerca de Jerusalén.
El recuerdo de Sharon todavía es sinónimo de controversia en Israel, ya que muchos vinculan la toma de Gaza -por el movimiento islamista Hamas- en junio de 2007 con la retirada de la franja que impulsó dos años antes conforme a un Plan de Desconexión.
Pese a esto, su legado sigue vivo, a tenor de los resultados de las elecciones que siguieron a su entrada en coma, con dos victorias del partido que creó, aunque en los últimos comicios -en febrero de 2009- quien se hizo con la jefatura de gobierno fue Netanyahu, al formar un ejecutivo de coalición.
Quien fuera portavoz de Sharon durante varios años, Raanan Gissin, considera que la actual tragedia es que sus críticos más fieros, como Netanyahu, se han convertido en sus auténticos sucesores.
"Netanyahu no ha formado un Kadima, pero ha realineado su partido en el centro para permitirse tomar las decisiones que tiene tomar respecto al futuro de los palestinos", señaló Gissin a la edición de hoy del diario The Jerusalem Post.
Por su parte, el ex vice primer ministro Haim Ramon echa de menos a Sharón, pese a que reconoce que en ocasiones discrepaban.
"A veces teníamos nuestros más y nuestros menos. En sus últimos años tomó decisiones muy importantes: derrotó la segunda Intifada, ordenó la retirada de Gaza, pese a las dificultades y su propia biografía, y encendió una bomba política", explicó al rotativo "Yediot Aharonot".
Yosi Sarid, ex ministro y líder del partido de izquierdas Meretz, se muestra mucho menos condescendiente: "El hecho de que esté en coma no cambia mi opinión sobre él. Realmente no puedo decir nada bueno de él. Sharón quizás es el padrino de los pecados en la política israelí, tanto en lo personal como en lo general.
"En sus últimos días trató, a lo mejor por motivos que sólo él conoce de expiar sus culpas, pero sus pecados son demasiados graves", agregó.
Nacido en 1928, en el seno de una familia lituana, en la entonces Palestina bajo protectorado británico, Sharón fue una figura polémica antes incluso de llegar al poder.
Siendo joven se unió a la organización judía, militar y clandestina, Haganah, y peleó en la guerra de 1948-49 tras la creación del Estado de Israel.
En 1953, un grupo de soldados a su mando perpetró la masacre de Qibya -Cisjordania, entonces bajo control Jordano-, en la que murieron 69 palestinos, varios cadáveres de ellos hallados bajo los escombros de sus casas derribadas.
En 1983, cuando estaba al frente del Ministerio de Defensa, una comisión israelí pidió su sustitución tras determinar que tuvo una responsabilidad personal indirecta en la masacre de los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, en el Líbano.
En septiembre de 2000, cuando lideraba la oposición israelí, una visita suya a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, escoltado por un millar de policías, desencadenó el estallido de la Segunda Intifada palestina.
Pese a las críticas internacionales, sus defensores alaban su determinación y su capacidad de maniobra política, que le permitió presentarse como un líder fuerte y dispuesto a defender a su país en los años más duros de los atentados palestinos.