Shane Black era un veinteañero recién graduado de la Universidad de California cuando escribió el primer borrador del libreto de Arma mortal. Su versión original era más violenta -aún más que la versión final, si eso es posible- y oscura, inspirada en Harry el sucio con Clint Eastwood. La idea mutó mucho entre ese primer boceto y la versión final que fue comprada por Warner Bros. -tras ser rechazada por distintos estudios- por US$ 250.000.
El resto, es historia. Cuando Arma mortal finalmente vio la luz el 6 de marzo de 1987, no sólo se transformó en un éxito de taquilla -costando sólo US $ 15 millones, recaudó más de ocho veces su presupuesto- sino que se transformó en una de las películas más influyentes de los 80, marcando de paso un antes y después en las carreras de sus realizadores y protagonistas.
Mel Gibson, por entonces ya conocido por la saga australiana Mad Max y por un par de incursiones en el cine norteamericano, se graduó como estrella de Hollywood tras interpretar en la historia al detective Martin Riggs, un agresivo y suicida policía marcado por la prematura muerte de su esposa, que es emparejado para trabajar con el veterano Roger Murtaugh (Danny Glover), un sargento que, como él mismo lo puso en su icónica frase, estaba "muy viejo para esta mierda".
Si bien las historias sobre dos policías de personalidades opuestas que terminan formando una amistad basada en el respeto profesional no eran novedad ni en el cine ni en la televisión, Arma mortal llamó la atención tanto por la química entre sus dos protagonistas como por su particular tono: de una escena a otra podía pasar de ser ácidamente graciosa a un melodrama extremo, todo mezclado con grandes y violentas secuencias de acción. La relación entre Riggs y Murtaugh marcó una nueva forma de representar la amistad masculina en el género: los personajes no sólo eran duros, sino que podían ser también vulnerables, confiando sus traumas el uno al otro. La dinámica intentaría ser emulada en comedias de acción durante los años siguiente, como Dos policías rebeldes y Una pareja explosiva.
Legado complejo
El éxito de la primera Arma mortal derivó inevitablemente en la creación de una franquicia, con tres películas más estrenadas entre 1989 y 1998. Pero tres décadas después, el devenir de sus responsables es disparejo.
Black abandonó con polémica la realización de Arma Mortal 2, luego de que su guión fuera rechazado tanto por Warner como por el director Richard Donner, por ser muy oscuro y por culminar con la muerte de Riggs, básicamente terminando la saga. El libretista no tuvo unos años posteriores en Hollywood, sin poder repetir el éxito de su debut. Luego de que en 1996 la película The long kiss goodnight, de la cual era guionista, fuera un fracaso de taquilla, estuvo casi una década sin publicar proyectos. En 2005 tuvo su renacer con su debut en la dirección, Entre besos y tiros. Desde eso ha dirigido y escrito Iron Man 3, Dos tipos peligros, y actualmente está a cargo del reboot de Depredador, que se estrenará en 2018.
Gibson, como es sabido, si bien capitalizó su éxito y se transformó en una de las mayores estrellas de Hollywood tras Arma mortal, ganando incluso el Oscar, pero luego de sus polémicas fuera de pantalla, que incluyeron controvertidas declaraciones antisemitas en 2006, cuando fue detenido por conducir ebrio, le significaron su exilio de la primera línea de Hollywood por casi diez años. Recién en 2016 vio revitalizada su carrera gracias a Hasta el último hombre, cinta que dirigió y le valió nuevamente elogios y una nominación al Oscar.
¿Y la saga en sí misma? Por años, el desarrollo de Arma mortal 5 fue un rumor, pero tanto Gibson como Glover se han rehusado a volver en la franquicia. Finalmente la historia revivió como serie de TV. Se emite a los martes a las 22 horas por Warner Channel, y ya fue renovada para una segunda temporada.