El viernes por la noche se emitió la segunda parte de la entrevista que Lance Armstrong le concedió a la presentadora estadounidense, Oprah Winfrey.

Esta vez, el encuentro tuvo una vertiente mucho más personal, en donde se pudo ver al ex ciclista muy contrariado por sus acciones. Además, admitió tras su confesión que "merezco estar pagando un alto precio. Me siento deshonrado, avergonzado y humillado ".

Sin embargo, el texano está molesto. ¿La razón? Cree que la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (Usada) está siendo muy dura con él. Su testimonio, además de buscar una redención personal, tiene por objetivo disminuir el castigo de por vida al que fue sometido por ese organismo y por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).

"Creo que lo merezco (competir de nuevo). Merezco ser castigado, pero no estoy seguro de que merezca una sanción tan dura", afirmó en la entrevista. "No estoy diciendo que la sanción sea injusta, pero es diferente a la de otros que quedan fuera meses o años. Siendo realista, comprendo que lucho por algo imposible".

CARCEL Y BANCARROTA
Hay varios personajes del mundo del ciclismo que criticaron la confesión de Armstrong. Uno de ellos fue el director del Tour de Francia, Christian Prudhomme, quien expresó que lo hecho por el ex pedalero era una "planificada maniobra de control de daños ante posibles litigios que pudieran acabar con su patrimonio.

Ante esto, el norteamericano fue claro: "He perdido todos mis ingresos futuros, 75 millones de dólares que desaparecieron y puede que nunca vuelvan".

Y eso no es lo único, ya que hay varias demandas que ya están interpuestas en su contra, como la de Floyd Landis contra él y el US Postal, ex equipo del ciclista. A ésta se sumó el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el que busca una devolución de US$ 100 millones.

Pero hay más. Una compañía de Texas le reclama los US$ 12,5 millones  que le entregó como bono por ganar el Tour del 2002, y The Sunday Times le pide que devuelva US$ 1,5 millones que este medio le pagó al deportista tras perder una demanda legal por injurias.

Por último, Armstrong está bajo el fantasma del perjurio, luego de haber mentido en un juicio, en 2005, sobre si competía bajo sustancias ilícitas. Por eso el apuro de volver a competir en triatlón, quizás, la única fuente de ingresos que lo puede salvar de la bancarrota.