Arsenal partió el 2015 de la peor manera que se pudo imaginar. Cayó por 2-0 ante el Southampton, pero lo más doloroso fue la forma en que lo hizo, entregando el partido con errores defensivos increíbles y absurdos; inaceptables para un equipo de su categoría. El rival no debió hacer mucho más que aprovechar los regalos del fondo londinense, que ni siquiera Alexis Sánchez, todo el partido en cancha, pudo solucionar.
El gesto entre incredulidad y desaprobación de Arsene Wenger a los 34' resumió, en cierta medida, lo que acababa de suceder en cancha. Los Gunners realizaban un correcto partido. Sin demasiada chispa, pero insistente en ofensiva, y aplicado en defensa, ambos elementos necesarios tomando en consideración a quien tenían en frente, un rival que se ubicaba por sobre ellos en la tabla, con menos ruido que el resto de los gigantes ingleses, pero con una sólida campaña a cuestas.
Arsenal era mejor que su oponente, pero en ese minuto, la historia dio un giro. Una sucesión de errores en la defensa, uno más grosero que el otro, provocó que casi la única posibilidad del Southampton en lo que iba de partido, terminara en la apertura de la cuenta. Koscielny perdió demasiado fácil la marca, Szczesny salió mal y retrodeció peor, y Mertesacker pifió el despeje en la línea del remate colocado que Mané metió sin marca y con poco ángulo. Con justicia o no, los de Londres comenzaban a bregar contra la corriente.
Hasta ese momento, Alexis realizaba un buen partido. Era el hombre más importante del Arsenal en cancha, por cierto. De sus pies nacieron todas las jugadas en ataque de la visita, a las que sólo les hizo falta algo de precisión para obtener recompensa. Lo más destacado de su repertorio fue un remates en el inicio, pero su visión de juego en la creación fue lo más destacado.
Pero sólo fue el primero de los desastres defensivos del Arsenal, que volvió a echar por tierra todo el buen trabajo con increíbles falencias defensivas que no son propias de un equipo que dice aspirar al título de la Premier League. A los 55', el Southampton aumentó su cuenta gracias a Tadic, que sólo empujó la pelota dentro del arco, luego de que Debuchy, Mertesacker y Szczesny se pusieran en ridículo al no ser capaces de despejar una inocente pelota que cayó en el área. Y poco después, estuvo a punto de caer el tercero por culpa de un mal pase hacia atrás de Koscielny, que el local no supo aprovechar.
Ya ni Alexis era suficiente para remontar el marcador. El tocopillano luchó y buscó el descuento, pero no tuvo suerte. Un tiro libre que pasó muy cerca del primer palo fue su mejor intento, porque, en lo colectivo, el equipo parecía haber dejado de funcionar. El golpe había sido duro y los dirigidos de Wenger no reaccionaban. Hasta terminaron dándose pelotazos, como el que Chamberlain le dio a Chambers, a tres metros de distancia, al intentar un cambio de frente.
El pitazo llegó cuando los Gunners figuraban lanzando centros al área, esperando algún cabezazo milagroso del delantero de Tocopilla. La derrota se consumó, y además se esfumó la posibilidad del Arsenal de seguir avanzando en la clasificación y meterse en puestos de Champions. Se estanca en la quinta posición con 33 puntos, y esperará para rectificar en la próxima fecha, ante el Stoke City.