Un Goya avaluado en más de US$ 40 millones, una casa de remates bajo emboscada y un subastador de arte confabulado con una banda criminal para robar la codiciada pieza. Todo, al compás de un pulso electrónico que corta ágilmente la secuencia en una sucesión de planos que parecen montados bajo una estética de videoclip.
La escena lleva el sello de Danny Boyle y marca su retorno al cine tras organizar la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El realizador británico cuyo filme ¿Quién quiere ser millonario? (2008) ganó ocho premios Oscar, incluidos Mejor Película y Mejor Director, vuelve a la pantalla grande con el thriller sicológico En trance, dos años después de su filme 127 horas.
En trance sigue a un subastador de arte (James McAvoy) que pierde la memoria luego de involucrarse con una banda de delincuentes liderada por un mafioso llamado Franck (Vincent Cassel). Recurre entonces a una hipnotista (Rosario Dawson) para rescatar su memoria y recuperar una pintura perdida.
"(Esta película) no es realmente acerca de cuadros robados en absoluto, sino de alguien cuyos recuerdos son usurpados. La pintura está allí sólo como un objeto de deseo para diferentes personas. Es más la naturaleza de nuestras mentes lo que estamos explorando aquí", dijo Boyle a la revista Sight & Sound, sobre el filme que se estrena el 27 de marzo en Gran Bretaña, el 5 de abril en EE.UU. y el 2 de mayo en Chile.
Las primeras imágenes dan cuenta de un regreso del director al ritmo frenético de sus primeros trabajos, Tumba al ras de la Tierra (1994) y Trainspotting (1996), este último basado en novela homónima del escritor escocés Irvine Welsh.
Ambos filmes, que catapultaron la fama tanto de Boyle como del actor Ewan McGregor, fueron escritos por el guionista John Hodge, quien acá vuelve a colaborar con el director y que actualmente escribe la adaptación cinematográfica de Porno, secuela del libro de Welsh que el mismo Boyle dirigiría el 2016, según acaba de anunciar.
"La razón para revisitar Transpotting es que la gente valora y recuerda la cinta original, así como también lo hacen aquellos que no pudieron verla porque eran muy jóvenes. Si John (Hodge) puede producir un guión suficientemente decente, no creo que habría barreras para que Ewan o cualquiera de los actores pudieran volver", comentó el director de 127 horas al sitio The Playlist.
MOSAICO NARRATIVO
Inspirado en un telefilme emitido en la televisión británica el 2001, Boyle rodó En trance en medio de la apretada agenda que lo tuvo como cabeza en la organización de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, año en que además montó la obra Frankenstein en el National Theatre. Una vez finalizados los juegos, editó el filme.
El resultado de aquella producción fragmentada se refleja en los saltos temporales, raccontos y flashbacks presentes en el filme. Un mosaico narrativo que le debe al cine del inglés Nicolas Roeg (Dont'look now), dice el director.
"Si te metes en una película fascinante y entras en su ritmo, aceptarás un fluir entre pasado, presente y futuro, donde todo se vuelve intercambiable. Y el padrino de todo eso es Nicolas Roeg, quien tomó el tiempo, lo retorció y lo estiró".
Un efecto rupturista que se potencia con una banda sonora compuesta por Rick Smith, del dúo electrónico Underworld. Colaborador frecuente en la filmografía de Boyle, Smith estuvo detrás del soundtrack de películas como Vidas sin reglas (1997) y La playa (2000).
Un ítem de vital importancia para el cineasta y que le ha valido el reproche de la crítica británica por hacer un cine con aires de videoclip. "Me encanta la impaciencia de MTV. (Creo que) hay una dinámica visual en cada canción y en cada historia", sostuvo.