En septiembre de 2015 el niño de 3 años de origen kurdo, Aylan Kurdi, abordó junto a su familia un bote con el fin de llegar a las costas de Grecia. Al poco de zarpar el bote colapsó. Horas más tarde los cuerpos de él, su hermano y su madre fueron encontrados sin vida. La fotografía del cuerpo de Aylan boca abajo en una playa, tomada por Nilüfer Demir, dio la vuelta al mundo y mostró con crudeza la cara más espantosa de la crisis humanitaria de la inmigración ilegal.

Alfredo Jaar, el reconocido artista nacional, ocupa recurrentemente en su trabajo imágenes que contienen un sentido transformador de la realidad. "Las imágenes son importantes, nos informan sobre el mundo en que vivimos. Pero no son inocentes: cada imagen contiene una concepción del mundo. Una imagen de dolor puede afectar, si es que se lo permitimos, es decir, si es que creamos el contexto adecuado para su mayor eficacia. Lamentablemente, no es esto lo que hacen los medios de comunicación, y estas imágenes se ahogan en un mar de consumismo. La imagen de Aylan Kurdi sobrevivió al consumismo mediático, por su fuerza, belleza, poesía, pero también por el horror que provoca, y esa tristeza insoportable. Es una imagen extraordinaria que contiene todas las contradicciones de nuestras vidas", comenta.

La Migrant Offshore Aid Station (MOAS) es una organización no gubernamental que envía drones a vigilar el Mar Mediterráneo buscando botes con migrantes, y si detectan una embarcación en peligro, envían una señal que recogen sus propios barcos, los que son enviados a salvar los ocupantes antes del naufragio.

Se estima que MOAS ha salvado a más de 24.000 personas en sus dos años de existencia. Junto a ellos, Alfredo Jaar realizó en la ciudad de Basilea, Suiza, una campaña de donación para los inmigrantes, tomando como disparador la foto del pequeño Aylan.

"Las reacciones en Basilea fueron múltiples, de gran generosidad a indiferencia total. También realizamos la obra en Italia frente al Mar Adriático, un par de semanas después de Basilea, y allí las reacciones fueron mucho más positivas. Pero para mí lo importante era generar un debate en torno a este tema y ofrecer a la gente una manera concreta de ayudar", relata Jaar.

En Europa durante los últimos 5 años se ha vivido una de las peores crisis migratorias. Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) el año 2015 se contabilizaron 3.771 muertes de migrantes en el Mediterráneo. Además que 1.004.356 migrantes llegaron a Europa, cifra que equivale a casi cinco veces el total del año anterior.

La foto ganadora del 59° concurso Worldpress Photo 2016, tomada por Warren Richardson, da cuenta de esta crisis: en ella se ve a un refugiado sirio pasando a un bebé a través de un alambre de púas intentando cruzar la frontera entre Serbia y Hungría.

En este contexto el fotógrafo nacional Tomás Munita ha trabajado este tema. "Es importante que se abra la discusión en un momento tan crítico como este, y el arte o periodismo, si se ejerce con sensibilidad, ayuda a facilitar entendimiento", expone.

Entre 2014 y 2015, Munita registró la crisis migratoria en Birmania, Grecia, Alemania y París. "En lo personal busco la belleza porque creo en su poder comunicador e intento ser fiel a lo que veo. Es conmovedor cuando las imágenes de esas otras realidades irrumpen nuestra tranquilidad".

Sin embargo, el tema de la inmigración en Europa le provoca contradicciones. "Es una sensación incómoda, uno tiende a endurecerse. Por un lado tienes legítimos refugiados de países que se desangran en la guerra y por otro lado tienes muchos más inmigrantes que no viven ninguna persecución pero se aprovechan del momento para probar suerte en Europa", dice Munita.

América

En América Latina existe una larga historia de migraciones y desplazamientos, la gran mayoría forzados debido a conflictos bélicos, pobreza y falta de oportunidades, muchos de ellos motivados por la promesa de una vida mejor, por alcanzar aquel "sueño americano" tan esquivo.

"La Bestia" es el nombre que se le ha dado al tren de carga que cruza el territorio mexicano y que día a día es abordado por decenas de personas venidas de distintos países, principalmente de Centroamérica, con la esperanza de cruzar la frontera con Estados Unidos. La mayoría de ellos no logra dicho objetivo, muchos mueren en el camino, otros se accidentan, la mayoría pasa zozobras, atracos y vejámenes a lo largo de la ruta. De los que alcanzan a llegar sólo unos pocos logran cruzar la frontera y muchos de ellos terminan siendo apresados y deportados. El 2013 el director mexicano Pedro Ultreras recogió en su documental La Bestia relatos de varios indocumentados que se arriesgan en dicha travesía.

Janet Jarman, fotoperiodista de origen estadounidense pero que reside en México, es una convencida del poder transformador de las imágenes y ha trabajado distintos temas en relación a los problemas sociales en ese país.

Para Jarman el tema de la migración "continúa generando peligro y alarmantes niveles de odio, los cuales contribuyen a un ciclo de discriminación y hasta violencia en contra de 'los otros' que nunca se termina". Y es precisamente en este contexto donde ella se sitúa. "El arte, en este caso, la fotografía, puede jugar un papel importante en combatir el odio al desafiar estereotipos arraigados por medio de hacer que la gente se atreva a examinar sus propias tendencias implícitas", señala.

Su serie Marisol y el Sueño Americano retrata la vida de una niña mexicana fotografiada por primera vez en 1996 a los 8 años recogiendo basura junto a su familia en la localidad de Matamoros, México, hasta su migración a Florida, EEUU. Son casi dos décadas en las cuáles ha ido acompañándola junto con su familia en este transitar.

"La familia de Marisol me permitió contar la historia de una manera muy personal usando un acercamiento a nivel micro para ilustrar un tema complejo a nivel macro. Cada nuevo capítulo que cubría en mi reportaje descubría una nueva capa de comprensión que me forzaba a continuar buscando nuevos caminos para extirpar los estereotipos de los inmigrantes y revelar un reporte más preciso de la realidad de Marisol y su desenvolvimiento como individuo", nos cuenta la artista.

Es en este sentido que la profesora Mimi Chapman de la Universidad de Carolina del Norte realizó un ensayo con la serie. "Chapman usó las fotos de Marisol en dos intervenciones. A través de grupos estructurados de discusión sobre las fotos, los estudiantes fueron capaces de sacar adelante conversaciones delicadas sobre raza y actitudes para ayudar a los profesionistas en el cuidado de la salud y a los educadores a reconocer tendencias implícitas que podrían afectar en cómo ellos tratan a los latinos en comparación con otros grupos", relata.

Janet Jarman, al igual que Alfredo Jaar, concibe las imágenes como algo que no es inocente y que deben ser puestas en un lugar de crítica en contra de las tendencias consumistas de hoy en día que arriesgan a "crear un público cada vez más apático y abrumado". Es ahí donde reside la responsabilidad del artista. "Como creadores de imágenes debemos luchar continuamente para romper este código y ofrecer puntos de vista alternativos para asegurar que la fotografía tenga el poder de lograr que la gente se detenga, reflexione e interprete al mundo", concluye.